Descubren en Inglaterra la prueba más antigua de fuego hecho por humanos

10 de diciembre, 2025 | 14.15

Unos científicos descubrieron en el condado inglés de Suffolk la prueba más antigua conocida de que los humanos prehistóricos hacían fuego, un hogar aparentemente fabricado por neandertales hace unos 415.000 años, lo que revela que este hito de nuestro linaje evolutivo se produjo mucho antes de lo que se sabía.

En un antiguo pozo de arcilla para fabricar ladrillos cerca de la aldea de Barnham, los investigadores encontraron una mancha de barro calentado, hachas de mano de sílex destrozadas por el calor y dos trozos de pirita de hierro -un mineral que crea chispas cuando se golpea contra la piedra para encender yesca- que identificaron como una hoguera utilizada repetidas veces.

Estaba situada cerca de un abrevadero donde acamparon estos humanos.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

"Creemos que los humanos trajeron pirita al lugar con la intención de hacer fuego. Y esto tiene enormes implicaciones a la hora de hacer retroceder la más temprana fabricación del fuego", declaró el arqueólogo Nick Ashton, conservador de las Colecciones Paleolíticas del Museo Británico de Londres y responsable de la investigación publicada el miércoles en la revista Nature.

Hasta ahora, la primera prueba conocida de que se hacía fuego databa de hace unos 50.000 años en un yacimiento del norte de Francia, también atribuido a los neandertales.

El uso controlado del fuego marcó un hito en la evolución del linaje humano, no sólo para cocinar y protegerse de los depredadores, sino también para proporcionar calor, lo que permitió a los cazadores-recolectores prosperar en zonas con entornos más fríos.

"Lugares como Gran Bretaña, por ejemplo", explicó Rob Davis, arqueólogo del Museo Británico y coautor del estudio.

Gracias a la cocina, nuestros antepasados pudieron eliminar los patógenos de la carne y las toxinas de las raíces y tubérculos comestibles. La cocción hacía que estos alimentos fueran más tiernos y digeribles, liberando energía corporal del intestino para alimentar el desarrollo del cerebro.

Según los investigadores, la posibilidad de consumir una mayor variedad de alimentos favoreció la supervivencia y permitió alimentar a grupos humanos más numerosos.

El fuego también pudo contribuir a la evolución social. El uso del fuego por la noche permitía a estos humanos reunirse y socializar, quizás contando historias y desarrollando el lenguaje y los sistemas de creencias.

"La hoguera se convierte en un centro social", afirma Davis. "Somos una especie que ha usado el fuego para dar forma al mundo que nos rodea", dijo Davis, señalando que los nuevos hallazgos muestran que este rasgo es algo que nuestra especie Homo sapiens tiene en común con los neandertales y posiblemente con otros parientes humanos de gran cerebro que vivían en esa época, como los denisovanos.

El yacimiento paleolítico de Barnham es anterior a los primeros fósiles conocidos de Homo sapiens en África.

Los investigadores creen que los neandertales, nuestros primos evolutivos más cercanos, eran los que hacían fuego, otra prueba que demuestra la inteligencia y el ingenio de estos humanos arcaicos durante mucho tiempo denostados en la cultura popular.

El paleoantropólogo y coautor del estudio Chris Stringer afirmó que en el yacimiento de Barnham no se encontraron restos fósiles humanos.

Sin embargo, señaló que a mediados del siglo XX se encontraron trozos de un cráneo humano de unos 400.000 años de antigüedad característico de un neandertal a menos de 160 kilómetros al sur, en una localidad llamada Swanscombe. Estos fragmentos coinciden con los fósiles neandertales de un yacimiento llamado Sima de los Huesos, cerca de Burgos, España, que data de hace unos 430.000 años, indicó.

"Por tanto, es muy probable que los fogoneros de Barnham fueran neandertales primitivos, como Swanscombe y los de la Sima", afirma Stringer.

Los neandertales se extinguieron hace unos 39.000 años, poco después de que los Homo sapiens arrasaran el territorio europeo que consideraban su hogar. Su legado perdura en los genomas de la mayoría de los habitantes de la Tierra, gracias al mestizaje entre Homo sapiens y neandertales antes de su desaparición.

Los trabajos arqueológicos realizados anteriormente en el yacimiento han permitido a los científicos comprender cómo era el lugar en la época en que se construyó el hogar, con una rica variedad de animales, desde elefantes hasta mamíferos más pequeños y aves, y pruebas de actividad humana en forma de marcas de corte en huesos de animales.

Existen pruebas arqueológicas en África de hace más de un millón de años que demuestran que los humanos primitivos utilizaban el fuego natural, procedente de incendios o rayos, pero esos yacimientos carecían de indicios de que se hubiera hecho fuego de forma deliberada.

Los investigadores pasaron cuatro años realizando pruebas para demostrar que las evidencias de Barnham eran de fuego hecho de manera deliberada. 

Según ellos, numerosas pruebas lo demostraban, entre ellas análisis geoquímicos que revelaban que se habían producido temperaturas de más de 700 grados Celsius con el uso repetido del fuego en el mismo lugar.

(Editado en español por Natalia Ramos)