El experimento de La Libertad Avanza, una modalidad de aparición de la ultraderecha global basada en el régimen de la crueldad expuesta, recibió un límite el 1 de febrero con la Marcha del Orgullo Antifascista que logró aunar malestares y demandas de distintos sectores sociales.
El desencadenante de la movilización fue el discurso reaccionario y antiderechos que pronunció Milei en el Foro de Davos, especialmente el famoso párrafo donde se refirió a una pareja de gays que abusaron de sus hijos y de allí concluyó que las “versiones extremas” de la “ideología de género” promueven la pedofilia.
El discurso de Davos fue una ofrenda para Trump y Musk, el multimillonario propietario de Tesla que hizo el saludo nazi en la asunción presidencial de EEUU y se pronunció contra “el virus woke”. El mismo día del discurso de Davos la Casa Rosada filtró la iniciativa de un proyecto de “Ley de Igualdad ante la Ley” que eliminaría el reconocimiento de los cupos laborales en el Estado y el femicidio.
Lo calculado del discurso de Milei en Davos fue congraciarse con Trump y el supermillonario Musk que actualmente lidera el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental. Lo no calculado por el presidente fue el costo social que traerían esos dichos, la veloz respuesta a la bajada “anti-woke” y anti derechos que se gestó desde abajo en la asamblea de Parque Lezama, organizada por el LGTGQI+ y los feminismos. “Al clóset no volvemos nunca más" afirmaron lxs que encabezaron la convocatoria de la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antiracista el 1 de febrero, de Congreso a Plaza de Mayo, a la que se sumaron todos los sectores castigados por la política de Milei.
Así fue que se abrieron las puertas a otros sectores vulnerabilizados por este modelo de crueldad, como los trabajadores precarizados, desocupados, inmigrantes, universitarios, personas con discapacidad, despedidos del Estado, científicos, artistas, trabajadores de la salud, la educación y jubilados. También participaron los organismos de derechos humanos, partidos políticos, sectores de la Iglesia, fuerzas sindicales y ciudadanos autoconvocados de todo el país y más de 20 capitales del mundo.
Luego de un largo adormecimiento social, la cultura “wok”, como su traducción lo indica, intempestivamente, despertó y puso un límite al modelo de crueldad y antiderechos. “Orgullo antifascista”, una articulación de dos significantes, fue el nombre de la convocatoria que encabezó el movimiento LGTGQI y +.
1-El orgullo
Es una manifestación festiva que congrega a integrantes del LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, personas, trans, intersexuales, etc.) y se realiza anualmente en las calles de distintas ciudades del mundo. El objetivo es exhibir con orgullo en el espacio público, la diversidad sexual y de géneros, expresando con dignidad y libertad las sexualidades tradicionalmente perseguidas y reprimidas.
2- Anti fascista
Cuando decimos que el modelo que gobierna la Argentina es fascista nos referimos fundamentalmente a una forma de vida que estimula ideas y prejuicios que conducen a la xenofobia, la misoginia, el racismo, el clasismo, la homofobia, el odio y la violencia contra las mujeres. El fascismo se basa en la identificación, la fusión del individuo con el Estado a través de técnicas de control y adiestramiento de los cuerpos, en las que el Estado pretende imponer las modalidades de goce para todos.
La democracia, por el contrario, implica el respeto a la singularidad del goce de cada quién. Cabe recordar que Argentina es considerado uno los ejemplos en Sudamérica y el mundo, dado que fue el primer país del continente en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo (julio de 2010) y el derecho a la adopción, sólo por citar algún ejemplo en lo que hace al reconocimiento y dignificación de todas las diversidades. No fue casual que la convocatoria haya surgido del colectivo LGTBIQ después de la efectiva experiencia de los derechos adquiridos en relación a la libertad sexual y de género.
Este modelo de gobierno permite o agita el odio que atenta el pacto democrático y cuestiona el amor en sus distintas formas, la sexualidad no binaria o heteronormativa.
La re-vuelta del 1 de febrero, en la que un millón de personas pusieron el cuerpo y salieron a las calles a pronunciarse contra el modelo fascista del gobierno de Javier Milei, fue una señal que indica que el pueblo despertó, que no normativiza el régimen de la crueldad sobre el cuerpo. La política democrática y popular vuelve como el lugar donde es posible el acto ético capaz de cambiar la realidad.
La marcha, un estallido de colores, cantos y voces fue inmensa no sólo por el número sino también por la articulación heterogénea, la alegría, el amor y la creatividad. Un verdadero triunfo de la política frente al pesimismo generalizado. La bandera del LGTB+ es la del arcoíris, fenómeno óptico que se produce después de una tormenta, todo hace suponer que la emergencia del arco iris es un signo de que la tormenta está llegando a su fin.