Las fotos científicas más increíbles de 2025 que te van a dejar sin palabras

La revista Nature sorprendió con su selección anual, que va desde la superficie ardiente del Sol hasta organismos microscópicos, mostrando avances que combinan ciencia, tecnología y emoción. 

17 de diciembre, 2025 | 20.01

La prestigiosa revista Nature presentó su esperada selección anual de imágenes científicas que no solo documentan descubrimientos, sino que también narran historias poderosas con rigor y creatividad. La edición 2025 llevó esta tradición un paso más allá, mostrando fotografías que recorren desde el imponente Sol hasta los organismos más diminutos e invisibles para el ojo humano.

Uno de los momentos más impactantes fue la fotografía de un paracaidista recortado contra la superficie solar. Lejos de ser un montaje, esta imagen nació tras meses de coordinación entre un astrofotógrafo y un atleta extremo. Las manchas oscuras en el fondo solar evidenciaron el carácter dinámico y turbulento de nuestra estrella, convirtiendo la foto en una metáfora visual que une la exploración humana con fuerzas cósmicas gigantescas.

Las fotografías del año, según la revista Nature

En el otro extremo del tamaño, apareció el tardígrado tatuado, un organismo microscópico famoso por su resistencia. Científicos lograron marcar su cuerpo con diminutos puntos usando un haz de electrones sobre una capa de hielo, que al evaporarse dejó el diseño adherido. Más allá del asombro visual, esta técnica de precisión abre nuevas vías para la ingeniería biomédica y el marcado de microorganismos, evidenciando cómo la biología y la nanotecnología se entrelazan cada vez más.

La vida microscópica también brilló con la imagen de colonias de Volvox, esferas formadas por miles de células que trabajan de forma coordinada. Esta fotografía ofreció una ventana al misterio del origen de la multicelularidad, mostrando cómo la cooperación celular pudo sentar las bases para formas de vida más complejas.

Otro avance destacado fue la fotografía de un riñón cultivado en laboratorio, que exhibió diminutas unidades filtrantes organizadas alrededor de un conducto central, similar a un órgano natural. Al ser trasplantadas en ratones, estas estructuras filtraron sangre y absorbieron proteínas, simbolizando un futuro prometedor para la medicina regenerativa y la reducción de la dependencia de donantes humanos.

Desde el cielo, la selección incluyó los llamados espíritus rojos, descargas eléctricas fugaces captadas en Nueva Zelanda durante tormentas intensas. Su forma irregular y duración de apenas milisegundos las convierten en testimonios visuales únicos de procesos eléctricos poco comprendidos, que hasta hace poco parecían más mitológicos que científicos.

En el océano, la babosa marina Costasiella kuroshimae sorprendió al mostrar su capacidad de secuestrar cloroplastos de las algas que consume para hacer fotosíntesis. La imagen de este nudibranquio depositando sus huevos en espiral combinó belleza y relevancia biológica, recordándonos las soluciones evolutivas inesperadas para aprovechar la energía solar.

La relación entre ciencia y conservación quedó reflejada en la fotografía de un rinoceronte negro en Kenia, sedado y atendido por un equipo especializado. Esta imagen evidenció décadas de esfuerzo para salvar a una especie amenazada, mostrando que la protección de la fauna requiere coordinación, conocimiento veterinario y una intervención consciente frente a la crisis ambiental.

Un experimento ambiental en la Amazonia brasileña también formó parte de la selección. Científicos construyeron una estructura para bombear dióxido de carbono al dosel forestal y simular condiciones atmosféricas futuras. Esta "máquina del tiempo climática" vinculó ciencia básica con urgencia ambiental, anticipando cómo responderá el bosque tropical al aumento de gases de efecto invernadero.

La astronomía destacó con la primera luz del Observatorio Vera C. Rubin en Chile, que combinó cientos de imágenes para revelar la Nebulosa Trífida y la Nebulosa de la Laguna. Más que una foto estética, marcó el inicio de un instrumento clave para estudiar la evolución del universo en los próximos años.

El contraste entre naturaleza y desastre urbano quedó plasmado en la imagen de los incendios que arrasaron Los Ángeles. Barrios reducidos a escombros y condiciones climáticas extremas mostraron cómo el calentamiento global y la urbanización aumentan el impacto de estos fenómenos, convirtiendo la fotografía en un documento tanto científico como social.

En Chile, el volcán Villarrica ofreció una escena espectacular con dos nubes circulares iluminadas por lava nocturna, que combinaron belleza y amenaza. La imagen recordó que los volcanes son sistemas activos monitoreados constantemente, donde la naturaleza convive con el riesgo geológico.

Entre las imágenes más ligeras y sorprendentes, un joven fotógrafo captó la pelea territorial entre dos ranas verdes, premiada por su tono humorístico. La fotografía demostró que la observación de la vida silvestre puede ofrecer momentos científicamente relevantes y emocionalmente cercanos.

La biodiversidad marina también se destacó con la fotografía de un diminuto cangrejo de caramelo camuflado sobre coral rosa, que resaltó la dificultad de detectar especies pequeñas en ecosistemas complejos y la paciencia necesaria para descubrir estos mundos ocultos.

La conexión entre ciencia y paisaje apareció en la imagen de un hongo solitario frente a antenas de un radiotelescopio fuera de servicio en Sudáfrica. Esta composición visualizó el puente entre biología y astronomía, sugiriendo que ambas disciplinas forman parte de una misma búsqueda de sentido.

Finalmente, una escena de rescate en Grecia mostró a un hombre bajando una colina con una oveja en brazos mientras avanzaban los incendios. Esta fotografía capturó un gesto mínimo de cuidado en medio de una catástrofe mayor, recordándonos que detrás de los grandes procesos ambientales existen historias individuales que también merecen atención.

La editora Amelia Hennighausen cerró la selección con una imagen inolvidable: un perezoso abrazando una cerca de alambre de púas artificial mientras su hábitat natural se destruye. Así, Nature dejó claro que la fotografía científica no es solo ilustrativa, sino una herramienta capaz de condensar datos, hipótesis y emociones en un solo cuadro, invitándonos a entender la ciencia a través de la luz y el instante preciso en que una cámara revela lo invisible.