La derecha tradicional del PP ganó en las elecciones regionales de Extremadura, un otrora bastión del socialismo en el este de España, pero no le alcanzará para gobernar solo. Muy probablemente termine negociando para formar gobierno con el partido que más terreno ganó en las urnas, la extrema de Vox que pasó de 5 bancas en el Parlamento actual de 65 diputados a 11 legisladores en el próximo pleno. Los resultados del domingo pasado sacudieron la dirigencia política local y también nacional ya que la derecha buscó colgarle la derrota al presidente del Gobierno nacional, el socialista Pedro Sánchez.
La primera minoría quedó en manos del PP que sumó una banca más; el PSOE fue la fuerza que más perdió -pasó de 28 a 18 diputados- y la fuerza de izquierda Podemos quedó cuarto y creció: pasó de 4 a 7 escaños. El otro dato significativo de la jornada electoral fue la participación. Se derrumbó. Según el dato oficial, cerró en 62,7%, la cifra más baja de la serie histórica de la región y representa una caída de 7,6 puntos porcentuales con respecto a la anterior elección local de 2023. La gran duda hoy es si esta apatía y claro rechazo al socialismo se traducirá en los comicios regionales de Aragón, Castilla y León, y Andalucía que se realizarán en 2026.
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El derrumbe del PSOE
Extremadura supo ser un bastión socialista desde la vuelta de la democracia. Con la sola excepción de 2011, el PSOE gobernó la región de manera ininterrumpida hasta 2023, cuando perdió las elecciones a manos del PP. El resultado del domingo pasado terminó de sellar la crisis del partido a nivel local. En el búnker socialista, anoche se hablaba de pisos y derrotas históricas. Por eso, a nadie sorprendió que este lunes el presidente del partido a nivel regional, Miguel Ángel Gallardo, renunciara al cargo, sin un reemplazo claro a la vista.
Rápidamente la crisis partidaria se convirtió en un tema nacional. La vocera del PSOE, Montse Mínguez, salió al cruce del titular nacional del PP; Alberto Núñez Feijóo, quien había dicho que el gran perdedor de la jornada había sido el socialismo de Pedro Sánchez. Mínguez sostuvo que los resultados demostraron que "el PP no es nadie sin Vox" y, por lo tanto, afirmó, Núñez Feijóo "no tiene futuro" sin Santiago Abascal, máximo líder de la fuerza de extrema derecha y aliado declarado de Javier Milei en Argentina.
Pero las críticas a Sánchez no llegaron solo desde la derecha. El coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, analizó desde Sevilla los comicios y concluyó que "no es hora del manual de resistencia", en alusión al título del libro del presidente socialismo. Por el contrario, pidió a la socialdemocracia pasar a la acción y relanzar su Gobierno con una política "audaz", sobre todo en vivienda, porque el "inmovilismo no sirve".
El PP tambalea y necesita a Vox para polarizar
Pese a que el PP festejó el domingo como si hubiese sido una victoria absoluta, lo cierto es que los resultados demostraron que su posibilidad de seguir gobernando Extremadura depende de los extremistas de PP. Prueba de ello es que cuando Núñez Feijóo habló ante su militancia este lunes lo primero que hizo fue pedirle "responsabilidad" a Vox ahora que comienza el período de negociaciones para formar Gobierno.
Reconoció que Vox "mejoró sus resultados" en los comicios, pero destacó que "el PP también". "La mejora del resultado de Vox no es a costa del Partido Popular", destacó además. "De tanto alimentar el miedo a Vox para frenar al Partido Popular, han conseguido que crezca Vox y que crezca el Partido Popular. Gran exitazo socialista", analizó, apuntando todos los cañones al oficialismo nacional de Sánchez.
