El stunt (disciplina a base de acrobacias de alto riesgo en moto) es un espectáculo visual de adrenalina y precisión que exige en cada maniobra un proceso de entrenamiento riguroso y mucha concentración. Javier Arias, influencer y referente en este deporte extremo, impulsó desde su plataforma digital un cambio en la percepción de esta práctica, mostrando que más allá de la emoción, el verdadero éxito se basa en la preparación meticulosa y la constancia.
Uno de los mitos más famosos acerca del stunt es la idea de que depende únicamente del talento natural. Arias demostró que la preparación física es tan fundamental como la destreza técnica. Sus rutinas de entrenamiento incluyen ejercicios de resistencia, fuerza y equilibrio, pensados para mejorar la estabilidad sobre la motocicleta y la capacidad de reacción ante situaciones extremas. "El stunt no es solo habilidad, es acondicionamiento físico y control absoluto", comentó en una de sus transmisiones en vivo.
No obstante, no solo el cuerpo debe estar preparado; la mente desempeña un rol clave en esta disciplina. La concentración, la visualización y el control del miedo son competencias que Arias perfeccionó durante su trayectoria. “Cada truco comienza en la mente antes de ejecutarse en la pista. La confianza y la claridad mental determinan el éxito de una maniobra”, señaló en sus videos educativos. La mentalidad de un stuntman es lo que distingue a un aficionado de un profesional.
Además, Arias tuvo que enfrentar numerosos desafíos en su lucha por conseguir el reconocimiento del stunt como un deporte legítimo. La falta de espacios adecuados para entrenar y la carencia de normativas formales han sido obstáculos para el desarrollo de la disciplina. Firme defensor de la creación de pistas seguras y programas de certificación para que los pilotos entrenen bajo condiciones óptimas, subrayó: “No podemos esperar que el stunt evolucione si seguimos entrenando en calles y espacios improvisados. Necesitamos infraestructura y regulación”.
Además de la técnica y la seguridad, Arias se comprometió con la educación dentro del stunt. Comparte tutoriales detallados, consejos sobre mantenimiento de motocicletas y análisis técnicos de maniobras para que los nuevos pilotos puedan mejorar sin exponerse a riesgos innecesarios. “No basta con intentarlo una y otra vez, hay que entender la mecánica del movimiento y aprender de manera estructurada”, comentó.
El impacto de Arias en la comunidad del stunt es significativo ya que con su trabajo elevó el nivel de esta. Ahora, más personas comenzaron a ver el stunt no solo como un espectáculo, sino como una práctica que requiere estudio y dedicación.
Sus seguidores no solo buscan inspiración en sus acrobacias, sino también en la filosofía de trabajo y disciplina que transmite. “El stunt es una combinación de arte, ciencia y entrenamiento constante. Cada ángulo, cada velocidad, cada ajuste en la postura cuenta”, afirmó.
Mientras el stunt sigue creciendo como disciplina, Arias continúa en su misión de transformar su imagen y profesionalizarlo aún más. Su objetivo es que las nuevas generaciones de pilotos comprendan que el camino al éxito en el stunt no se basa en la improvisación, sino en la preparación rigurosa y la mentalidad adecuada. "El verdadero stuntman no es el que más se arriesga, sino el que más se prepara", concluyó.