El Estadio Mario Alberto Kempes es un ícono del fútbol argentino, pero para muchos turistas austríacos, se logró convertir en un lugar de peregrinación. Esta famosa cancha, situada en Córdoba, Argentina, atrae a visitantes que veneran el césped donde se gestó un momento histórico para su selección.
Algunos besan el campo, mientras que los más curiosos indagan sobre el arco donde el legendario Hans Krankl anotó su famoso gol. La pasión futbolística de los austríacos es tal que incluso un hincha fue visto tocando el violín debajo de los tres palos. Hay toda una esencia mágica alrededor del popular escenario futbolístico.
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¿Por qué los austríacos veneran tanto al Estadio Kempes?
La historia de este vínculo especial se remonta al 21 de junio de 1978, durante la segunda ronda del Mundial de Fútbol. En este partido, Austria se enfrentó a Alemania, un choque cargado de expectativas. El Mundial de 1978 fue el último torneo con 16 equipos, y el formato incluía cuatro grupos donde los dos mejores de cada zona avanzaban a la siguiente fase. Austria había perdido previamente ante Holanda e Italia y llegaba al encuentro sin aspiraciones. Alemania, por otro lado, necesitaba una victoria contundente para tener una oportunidad de avanzar.
El estadio estaba repleto, pero mayormente de aficionados argentinos, que alentaban a los "austriacos" en un contexto donde el fútbol también significaba una competencia de rivalidades históricas. El encuentro se recuerda en Austria como "Das Wunder von Córdoba" (el milagro de Córdoba), y en Alemania como "Die Schmach von Córdoba" (la desgracia de Córdoba).
El partido comenzó con un gol de Karl-Heinz Rummenigge para Alemania, que parecía encaminarse a una victoria fácil. Sin embargo, el destino dio un giro en la segunda mitad, cuando un autogol de Berti Vogts y un gol de Krankl pusieron a Austria en ventaja. A pesar de un empate de Bernd Hölzenbein, Krankl volvió a marcar y selló la victoria 3-2, un resultado inesperado y sorprendente.
El impacto del partido sobre la relación entre Alemania y Austria
Esta victoria no solo tuvo un impacto inmediato en el torneo, sino que también agudizó una rivalidad histórica entre las dos naciones. En 1978, Austria no era parte de la Comunidad Europea y era vista como un país pequeño, en contraste con su poderoso vecino. Sin embargo, en ese partido, el "David" austríaco logró vencer al "Goliat" alemán, lo que se tradujo en una inmensa alegría para los hinchas austriacos.
El estadio, inicialmente conocido como Polideportivo Ciudad de Córdoba, fue rebautizado en 2010 en honor a Mario Alberto Kempes, el máximo goleador del Mundial de 1978. En Córdoba, se le llama cariñosamente "El Cható", en referencia a la zona donde fue construido.
La plaza de Viena bautizada en homenaje al Kempes
El fervor por este estadio llevó a la creación de una plaza en Viena, llamada Cordobaplatz, un homenaje al vínculo especial entre ambas ciudades. Recientemente, se ofreció enviar bancos del estadio a la embajada austriaca en Buenos Aires, pero el alcalde de Viena decidió que su lugar debía ser un museo, preservando así la historia en un entorno adecuado.
Finalmente, en el museo del estadio, hay una vitrina dedicada a aquel histórico partido, donde se exhiben camisetas de la selección argentina y una variedad de memorabilia deportiva. Esta conexión demuestra que el fútbol trasciende fronteras, uniendo a naciones a través de la pasión compartida por el deporte.