El papa Francisco pidió este domingo que se "retomen las negociaciones" para la paz en Ucrania y lamentó que la población del país sea "golpeada cada día por una lluvia de misiles". "Estoy siempre cercano a la martirizada población ucraniana, golpeada cada día por una lluvia de misiles", afirmó el pontífice tras rezar el tradicional Ángelus dominical desde el Palacio Apostólico vaticano.
"¿Cómo se hace entender que la guerra solo crea destrucción y muerte, alejando los pueblos, matando la verdad y el diálogo?", se preguntó Francisco y agregó: "Rezo y deseo que los actores internacionales retomen las negociaciones y no alimenten la insensatez de la guerra", según reprodujo Télam.
El pedido del Papa no es el primero que hace, pero sí se conoce en un momento sensible, en el que tanto el Gobierno ruso como el ucraniano se volvieron a sentar a dialogar para resolver una de las principales consecuencias económicas de la guerra: la salida de cereales de las zonas en conflicto, uno de los elementos que alimenta la actual alza de precios internacionales de los alimentos.
Esta semana, enviados de ambos Gobiernos se reunieron en Turquía para buscar una solución a este problema. Ucrania acusa a Rusia de estar robando su cosecha y de estar exportándola desde los puertos del Sur del país, que las fuerzas ocupantes controlan ya de manera completa. En algunos casos, Moscú sostiene que se trata de granos cosechados en los territorios que controla, pero en otros casos Kiev y sus aliados occidentales también denuncian que roba cereales de otras partes del país que saca por el mar en barcos cladestinos.
Antes de la invasión rusa a Ucrania de finales de febrero pasado, entre Rusia y Ucrania representaban alrededor del 30% del trigo producido del mundo. Entre la guerra en territorio ucraniano y la lluvia de sanciones financieras y comerciales que las potencias occidentales impuso al Estado ruso y empresarios cercanos, las exportaciones de trigo, principalmente, pero también de otros suministros claves para el sector agro como los fertilizantes rusos, empezaron a escasear y, en consecuencia, sus precios internacionales se dispararon.
Mientras el Gobierno ucraniano y las potencias occidentales aliadas siguen firmes en su objetivo de resistir a la invasión rusa y forzar a sus tropas a retirarse, la presión de esas mismas potencias y otros países del mundo por enfrentar las consecuencias económicas de esta confrontación internacional no para de crecer.