Un perro callejero causó ternura en las redes sociales por un hábito "humano" que evidencia cuánto entendió el animal algunos códigos de la sociedad. El hecho ocurrió en Colombia, más precisamente en el Instituto de Educación Técnica Diversificada Monterrey, el cuyo campus el pequeño canino oficia de guardián.
La situación es que el animal todos los días se acerca hacia el local gastronómico del lugar a pedir galletitas y lleva en su boca una hoja, a modo de pago. Al ver que todos los humanos se arriman a la caja del lugar y le dan un papel al cajero, en su mente con una hoja de árbol podría conseguir comida también.
Al principio la aparición de este animal resultó extraña pero, con el paso de los días, su figura se volvió tan habitual que estudiantes, docentes y empleados empezaron a tenerle afecto, tanto que le ofrecieron alimento, agua y un rincón donde pudiera dormir tranquilo. Lo bautizaron “Negro”, en honor a su color, y poco a poco se transformó de la vida del instituto.
"Un día, de repente, apareció con una hoja en la boca, meneando la cola y dando a entender que quería una galleta”, contó una profesora de la institución al medio Libertatea. Al mismo tiempo, la vendedora del local relató: “Viene a comprar galletas todos los días. Siempre paga con una hoja. Es su compra diaria. Pero no le gusta cualquier galleta. Las de crema no, prefiere unas dulces que se parecen al concentrado que él consume".
Tips para adiestrar perros
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Constancia diaria: dedicarle unos minutos todos los días ayuda a que el perro aprenda más rápido y recuerde lo enseñado.
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Recompensa positiva: premiar con caricias, golosinas o palabras cada vez que obedece refuerza el buen comportamiento.
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Órdenes cortas y claras: usar siempre las mismas palabras (“sentado”, “quieto”, “ven”) evita confusión.
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Evitar gritos o castigos: el miedo frena el aprendizaje. Es mejor mantener la calma y corregir con firmeza pero sin violencia.
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Entrenamiento en lugar tranquilo: comenzar en un ambiente sin distracciones facilita que el perro se concentre.
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Repetición y paciencia: repetir ejercicios varias veces y no apurarse es clave para que asocie la acción con la orden.
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Socialización temprana: acostumbrarlo desde cachorro a otros perros, personas y ruidos lo hace más equilibrado y obediente.
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Reforzar lo aprendido: incluso cuando ya sabe las órdenes, repasarlas cada tanto mantiene la conducta firme.
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No entrenar si está cansado o nervioso: elegir momentos de calma mejora la atención y la respuesta.
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Final positivo: terminar cada sesión con un juego o una caricia deja al perro motivado y con ganas de seguir aprendiendo.
