La sangría es una de esas bebidas que, aunque tiene raíces europeas, se ha adaptado al gusto y al clima de muchos países, incluyendo Argentina. Fresca, frutal y versátil, es protagonista de reuniones, asados y tardes de verano. Para quienes disfrutan de una copa bien preparada, entender tanto su historia como su elaboración ayuda a apreciar aún más este clásico refrescante.
Esta bebida tiene una historia entrelazada con varias culturas. Tradicionalmente se asocia con España y Portugal, donde se prepara desde hace siglos mezclando vino con frutas y especias para hacer una bebida refrescante, especialmente en épocas cálidas. La palabra “sangría” proviene del término español para “sangrado”, en alusión al color rojo intenso del vino que predomina en muchas versiones clásicas.
Ingredientes para una sangría argentina
- 1 botella de vino tinto (Malbec de preferencia)
- 1 naranja en rodajas
- 1 durazno
- 1 manzana
- La cáscara de un limón
- Canela
- Clavo
- Jugo de 1 naranja
Preparación de la sangría paso a paso
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Preparar la fruta: lavar y cortar la naranja, el durazno y la manzana en trozos o rodajas finas. Añadir la cáscara de limón para aportar aroma.
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Mezclar: en una jarra grande, combinar todas las frutas con el vino tinto y el jugo de naranja. Agregar la canela y, opcional, un toque de azúcar para ajustar al gusto.
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Macerar: dejar la mezcla en la heladera al menos 2 horas (o mejor aún, toda la noche). Eso permite que los sabores de la fruta se integren con el vino y las especias.
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Servir: agregar hielo y un poco de soda o agua mineral para dar un toque más ligero y burbujeante.
Sangría: un clásico que se reinventa
En Argentina, la sangría se disfruta especialmente en verano y encuentros sociales, con variantes que aprovechan frutas más locales y vinos como el Malbec, conocido por su intensidad frutal (ideal para equilibrar con el resto de ingredientes).
La sangría no es una receta rígida: cada familia y bartender tiene su versión, ya sea con diferentes frutas, un toque de brandy o incluso variantes con vino blanco o espumante. En Argentina, su frescura y color la han convertido en favorita de las tardes calurosas y las reuniones informales, al compás de la charla y las buenas compañías.
