Meteorólogos advirtieron sobre un peligroso fenómeno contaminante que podría afectar a varias provincias de Argentina, y a Brasil y Uruguay. Este fenómeno se conoce como "lluvia negra" y tiene un origen que mantiene en estado de alerta a la comunidad de científicos.
El sitio de información meteorológica de Brasil MetSul explicó que este tipo de lluvia, aunque no siempre cae de color negro, indica altos niveles de contaminación y se observa con frecuencia en lugares cercanos a zonas industriales, zonas quemadas o donde hay una intensa quema de combustibles fósiles. En el caso de Argentina, se informó que actualmente hay una gran cantidad de hollín presente en la atmósfera, junto con una columna de humo proveniente de Bolivia y la región amazónica, que se extiende hasta el sur de Brasil. Sin embargo, no existen alertas oficiales que confirmen la llegada de la lluvia negra al país.
Según los especialistas, el fenómeno podría presentar gran cantidad de humo en la atmósfera y a la perspectiva de inestabilidad en el clima. Por otra parte, precisaron que “el humo ya cambió el color del cielo en Río Grande del Sur este martes” y destacaron que un modelo de la Unión Europea “observa un extenso corredor con denso humo que se extiende del norte al sur de Brasil y Uruguay”, según informó el organismo meteorológico brasileño.
Qué es la lluvia negra
La lluvia negra es un fenómeno que toma su nombre de las precipitaciones que se dieron en Hiroshima poco después de la explosión de la bomba atómica el 6 de agosto de 1945. Debido a la gran nube de polvo que llegó a la atmósfera por la detonación, la lluvia cayó con residuos de polvo, hollín y radioactividad. El hollín es una materia particulada compuesta principalmente de carbono, que se forma como resultado de la combustión incompleta de materiales orgánicos como los combustibles fósiles (carbón, petróleo) y la biomasa (madera, desechos agrícolas).
Cuando estos materiales no se queman por completo, en vez de convertirse completamente en dióxido de carbono (CO₂) y vapor de agua, producen finas partículas de carbón negro y otros compuestos. Se trata de partículas extremadamente pequeñas, con diámetros que van desde los nanómetros hasta los micrómetros, lo que les permite permanecer suspendidas en el aire durante largos periodos y recorrer grandes distancias.
Cuando las partículas de hollín se mezclan con la humedad de las nubes, pueden actuar como núcleos de condensación, alrededor de los cuales se forman gotas de agua. Esto da como resultado lluvias con contaminantes, que al caer al suelo pueden afectar los cuerpos de agua, el suelo y la vegetación.