Orden y progreso: Kast devuelve a Chile al mapa de la derecha regional

El candidato de ultraderecha aunó a todas las fuerzas y se impuso por casi 20 puntos. La centroizquierda que había llegado al poder tras el estallido social buscará reinventarse. 

15 de diciembre, 2025 | 00.05

Chile decidió este domingo un cambio histórico al convertir en presidente al candidato de ultraderecha y líder del Partido Republicano José Antonio Kast. En un país que tuvo uno de los golpes de Estado más largos y sangrientos de la región, y que no pudo si quiera juzgar a su dictador Augusto Pinochet, una amplia mayoría se encolumnó detrás del candidato que hasta hace poco proponía indultar a los militares chilenos presos por delitos de lesa humanidad y que basó su campaña en promesas de shock económico y mano dura contra el crimen organizado. 

No fue casual que en el llamado protocolar que tuvo con Kast, el presidente saliente Gabriel Boric resaltara que está "orgulloso" de la democracia más allá de quienes celebren este domingo. Lo mismo resaltó la candidata del oficialismo, Jeannette Jara, apenas subió al escenario a reconocer en público la derrota. Afirmó que "la democracia habló fuerte y claro". Sin embargo, el público confrontaba el tono tranquilo de Jara con incesantes abucheos cada que vez que hacía referencia a Kast. La candidata del oficialismo planteó un escenario de futuro que parece distópico a la luz de cómo fue la campaña: la dirigenta del Partido Comunista y ex ministra de Trabajo de Boric abogó por un juego político sin odio y un porvenir en el que no haya retroceso en las victorias que logró su Gobierno como el aumento en las pensiones, la gratuidad de la educación superior y la reducción de la jornada de trabajo. 

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"A los millones que votaron por mi quiero pedirles que conviertan esta noche en un desafío: que el trabajo, la justicia social, la institucionalidad democrática y el respeto a los derechos humanos sigan siendo principios donde avancemos como país y no retrocedamos", pidió la candidata, mientras el público se enardecía al cantar: "El que no salta es nazi". Jara también mandó un mensaje para quienes son parte del Gobierno: pidió que la coalición que nació del convulsionado estallido social de 2019, y que fue a una interna en la que compitieron representantes del Partido Comunista, el Partido por la Democracia, el Frente Amplio y la Federación Regionalista Verde Social, no implosione por la derrota. "Construimos una unidad, una fuerza y una historia que tenemos que cuidarla y consolidarla. Tenemos que seguir trabajando", pidió. 

Esta fue la peor elección de la centroizquierda chilena en su historia, aunque la comparación no es justa porque esta fue la primera elección con voto obligatorio en mucho tiempo. La mejor primera vuelta fue la de Michelle Bachelet en 2013, cuando sacó el 64%, y la peor, fue la de Jara, con un 28% en noviembre pasado. La performance se repite en el balotaje, donde el mejor desempeño lo tuvo también Bachelet en 2013, con el 62%, y el peor fue el de Jara este domingo.

Otra comparación que surge con la elección de 2013, en la que Bachelet se impuso en un balotaje contra Evelyn Matthei, es que Kast, al igual la dirigente del Partido Socialista, ganó en todas las regiones de Chile, incluso en las que había ganado Jara en la primera vuelta.

La alternancia chilena 

Con la arrasadora victoria de Kast por casi 20 puntos se consolida en Chile una tradición que se ve desde la elección en 2009: ningún oficialismo logra reelegir de forma consecutiva y se produce una alternancia entre propuestas muy distantes, que termina con mandatos muy deslucidos. Le pasó al fallecido ex presidente Sebastián Piñera, que terminó su gestión con una aprobación del 15% según un estudio de Latinobarómetro, y también lo sufre Boric, cuya valoración positiva no llega al 30%, según los últimos datos de la encuestadora CEP. 

Boric se sumó a esta tendencia por el enorme descontento que generó al no poder cumplir con las expectativas trazadas en 2021. La convocatoria a un referéndum constituyente, una de las demandas del estallido de 2019, resultó ser su talón de Aquiles y dejó su programa político a medio camino. La coincidencia en números es llamativa. El Gobierno perdió el referéndum en 2022 por 61% en contra y 38% a favor, guarismos muy cercanos al 58% de Kast (rechazo a las reformas) y el 41% de Jara (favorable). Boric había planteado la nueva Carta Magna como la columna vertebral de su programa disruptivo y sin ella fue perdiendo el Norte. Aprobó leyes y tomó medidas, pero nunca recuperó un plan de gobierno ni mucho menos un proyecto de país.

El descontento con el Gobierno se manifestó en primera vuelta en la sorpresiva elección que hizo el candidato del Partido de la Gente, Franco Parisi, que obtuvo 19% con un discurso que permeó en sectores populares y poco politizados. De comparar la diferencia entre los votos nulos y blancos de la primera vuelta, que estuvieron en torno al 3,5%, con los del balotaje, que rondaron el 8%, surge que los votos de Parisi, quien llamó a votar en blanco, muy posiblemente se inclinaron hacia Kast.

El crecimiento del candidato de ultraderecha fue descomunal: de sacar un 24% en primera vuelta pasó al 58%, lo que representa un aumento del 124%, más de 4 millones de votos. En tanto Jara solo logró sumar, 1,7 millones, menos de 20 puntos entre la primera y segunda vuelta. 

La tercera es la vencida

El líder de Republicanos llegará al Palacio de la Moneda después del tercer intento. Su primera aventura presidencial fue en 2017 cuando, fuera de todo pronóstico, sorprendió con un 8%. En ese momento lo había hecho como independiente y acompañado de un grupo de ex militantes de la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido que había dejado un poco antes. En 2021, volvió a sorprender al pasar al balotaje con Boric, frente a quien perdió por una diferencia de 10 puntos pero con un piso de 44%. A partir de entonces, se catapultó su construcción territorial y fortaleció su estructura parlamentaria con un puñado de 13 diputados. 

Kast llegó a la elección de 2025 con un largo recorrido en sus espaldas y con algunas lecciones aprendidas de 2021. El cambio se vio principalmente en cierta moderación en sus propuestas de campaña o simple astucia para no quedar enganchado en polémicas infinitas que en la última campaña habían terminado perjudicándolo. Sus ejes son los mismos: seguridad, migración y economía, pero esta vez no se llevó la marca por presentar propuestas que generaban amplio rechazo como la eliminación del aborto o el indulto a militares presos por delitos de lesa humanidad. 

En esta elección, ese lugar se lo llevó Johannes Kaiser, un joven que se había formado con Kast pero que este año se abrió y fundó el Partido Libertario. El analista político de la Universidad de Talca Mauricio Morales sostuvo en diálogo con Emol que no hay evidencia de la mentada moderación de Kast. "La entrada de Kaiser pudo amenazar en un momento a Kast, pero Kast sabía que Kaiser era un candidato 'globo' que de desinflaría con el paso de las semanas. Lo anterior no implica que electoralmente Kast siga arrinconado en la extrema derecha. Muy por el contrario, ha crecido hacia la centroderecha, y en el mundo popular lo ha hecho hacia segmentos desideologizados. Ese es el gran atributo de Kast. En consecuencia, no se ha movido un centímetro de sus convicciones y, si ha crecido electoralmente, es porque se han sumado nuevos votantes", explicó. 

En su discurso de celebración frente a una multitud en Santiago de Chile, lo primero que dijo Kast fue que se trató un triunfo colectivo y agradeció a Kaiser y Matthei, dos candidatos que apenas perdieron en la primera vuelta dieron su apoyo al ultraderechista, un movimiento táctico que resultó clave para ganar en balotaje. El flamante presidente anunció que los cambios empezarán este mismo lunes pero se atajó: "Esto no es magia".

Kast pidió trabajar por la unidad, dado que le resultará difícil coordinar el amplio arco de apoyos que consiguió desde la primera vuelta hasta el balotaje. Un apoyo que buscará principalmente en el Congreso, donde no tiene mayoría y del que necesitará para implementar sus reformas. "El gran desafío que aparece para la nueva administración consiste en destrabar su condición de gobierno minoritario en el Congreso, donde resultará muy difícil gobernar solo con el apoyo del Partido Republicano. Es presumible que, no obstante esta alta votación que Kast tuvo hoy, los costos del acuerdo sean considerablemente altos dada la trayectoria anterior de Kast y el Partido Republicano", opinó ante El Destape el analista político Marcelo Mella

Si bien no se mostró eufórico y hasta bajó línea de "respeto y silencio" a sus votantes, el flamante presidente dejó en claro a partir de hoy empieza otro Chile. Un Chile del "orden y el progreso", sin lugar para los migrantes ilegales y alineado a la ultraderecha internacional.