A solo unos días de la Navidad, hay una personaje que vuelve a aparecer: ese señor barbudo, vestido de rojo, que reparte regalos y simboliza la magia de estas fechas. Sin embargo, detrás de esa imagen tan conocida conviven distintos nombres y orígenes que muchas veces se confunden. ¿Es lo mismo Papá Noel que Santa Claus? ¿Qué tiene que ver San Nicolás?
Aunque hoy parezcan sinónimos, San Nicolás, Santa Claus y Papá Noel no nacieron exactamente igual ni en el mismo lugar. Su historia se fue construyendo a lo largo de los siglos, mezclando tradiciones religiosas, costumbres populares y, más adelante, un fuerte impulso cultural y comercial.
Cuál es la diferencia entre San Nicolás, Santa Claus y Papá Noel
La figura original es San Nicolás de Bari, un obispo que vivió entre los siglos III y IV en lo que hoy es Turquía. Fue una persona real, reconocida por su generosidad y por ayudar en secreto a los más necesitados, especialmente a niños y familias pobres. Con el tiempo, su historia se difundió por Europa y su figura comenzó a asociarse con los regalos y los actos solidarios, sobre todo en fechas cercanas a diciembre.
Santa Claus surge muchos siglos después, cuando los inmigrantes europeos llevaron la tradición de San Nicolás a América del Norte. En ese proceso, el nombre se transformó, de “Sinterklaas”, en neerlandés, a “Santa Claus", y su imagen empezó a cambiar. En Estados Unidos, durante el siglo XIX, escritores, ilustradores y luego la publicidad terminaron de moldear al personaje: más robusto, sonriente, con traje rojo, barba blanca y residencia en el Polo Norte.
Papá Noel, en cambio, es la adaptación que se popularizó en países de habla hispana, incluida la Argentina. El nombre proviene del francés “Père Noël” y mantiene la estética moderna de Santa Claus. Es decir, Papá Noel es la versión local de Santa Claus, desligada del aspecto religioso y más asociada al intercambio de regalos.
¿Qué tienen en común?
Santa Claus, Papá Noel y San Nicolás tienen en común la misma idea detrás: la generosidad, el acto de dar sin esperar nada a cambio y la importancia de pensar en el otro, especialmente en los más chicos. En definitiva son el mismo personaje y lo que cambia es la época y la cultura detrás de cada uno de ellos.
