Un hombre de 48 años asesinó a su pequeño hijo de 4 y se suicidó en venganza a su ex pareja, una mujer policía de la localidad bonaerense de Huanguelén, que se enteró de lo que iba a pasar por los mensajes y posteos de él en sus redes sociales. Los cuerpos fueron encontrados a pocos metros del acceso a la localidad y pese a que el pequeño fue hallado con vida pero en gravísimo estado, no pudieron salvarle la vida luego de trasladarlo al hospital.
El crimen y suicidio ocurrió entre la medianoche y la 1 de la madrugada, a pocos metros de la ruta 60 donde Gustavo Suárez llego con su camión, se detuvo en la banquina, asesinó a su hijo y se disparó en la cabeza.
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Poco antes del crimen y posterior suicidio, Suarez escribió una carta que también replicó en sus redes y estado de WhatsApp donde culpaba a su ex pareja, Daiana García, por lo que iba a hacer. “Daiana, nos vamos con Fran así estás tranquila como lo decidiste. Te propusimos que no te vayas a Pigüé y lo hiciste igual, no te importó el amor de tu hijo, así que ahora hacete cargo de tus actos”, empieza el escrito del asesino, que buscó justificar su accionar de un claro femicidio vinculado y sigue acusando a la joven asegurando “me volviste a mentir en la cara, te burlaste de mi otra vez y no te lo voy a permitir”.
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En el extenso relato, el hombre dejó en evidencia lo que Daiana ya había denunciado pero la Justicia había decidido no escuchar. En una de las últimas presentaciones ante las autoridades, la mujer había pedido protección y restricción de acercamiento pero el cuestionado Juez de Garantías bahiense Alberto Manzi decidió no avalar y consideró que “sólo contaba con el relato de la mujer”, en clara muestra de falta de perspectiva de género.
Daiana aseguraba en su denuncia que Suárez usaba a su pequeño hijo para hostigarla, amenazarla y causarle violencia psicológica pero el magistrado Manzi definió girar el caso al Juzgado de Paz de Coronel Suárez que tampoco quiso, ni supo, resolverlo. Fue el Juez de Paz quien aseguró que “no había riesgo extremo” y sólo ordenó, a través de un escrito, que Gustavo Suárez cese inmediato de los actos de perturbación y/o intimidación contra su hijo Francisco, dejando totalmente desprotegida a la mujer.
La acusación de violencia que hacía Daiana quedó marcada en la carta que escribió el asesino, donde culpa a la mujer por su accionar y dice: “Me voy con mi bebé Francisco porque le prometí cuidarlo siempre y así lo haré. Él va a estar bien junto a mí donde quiera que estemos y no en una vida de mierda que le podés dar vos acá, dejándolo tirado en un lado u otro para irte con algún macho porque es lo primero que siempre hacés. A vos él no te importa y nunca te importó”. Y añadió: “Ahora seguí con tu vida como vos decís, con tus 34 años, pero veamos qué tan feliz sos cuando veas un nene como Fran con su mamá, con su guardapolvos de jardín como usaba tu hijo o veas jugando niños jugando como podría estar él y se lo arrebataste vos por una vida de turra y te plantearás si es mejor vida esa o la de una familia”.
Ese tipo de mensajes y ataques -previamente denunciados- se repitieron hasta el último momento, cuando el asesino llamó por teléfono a la madre de su hijo y le dijo dónde estaba y que iba a hacer. Cuando la policía llegó al lugar, el hombre estaba muerto y el pequeño gravemente herido.
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En la última parte de la carta, Suárez siguió su ataque violento con Daiana, ese mismo que la joven describió ante una justicia que no la escuchó. “Andá y hacé esa vida que querías, pero nunca va a ser como la que vivimos en familia como cuando nació Fran. Ahora no nos llores ni te pongas en el papel de víctimas porque si hubo una víctima fuimos nosotros de todas tus mentiras siempre. Donde quieras que vayas, aunque no quieras, los recuerdos con nosotros estarán presentes y veremos qué tan feliz sos con tu vida. Lo tenías todo y lo perdiste, así que ahora me toca decírtelo a mi, pan y ajo, no valés nada Daiana ni como mujer, ni como madre, ni como persona. Te merecés lo peor por el resto de tu vida y sé que así será (...) no servís para dar hijos y lo sabés ya que Fran fue un milagro después de tantas pérdidas y lo sabés bien a eso", escribió el femicida previo a descargar su ira con el arma calibre 22 que los policías encontraron junto a su cuerpo.
Ahora, ante una comunidad de Huanguelén y la región de Coronel Suárez conmovida por el brutal crimen y suicidio, la Justicia cierra la causa por la muerte del imputado pero mantiene la deuda del Juzgado de Paz Suarense y del Juez de Garantías Antonio Manzi por un femicidio vinculado en donde, otra vez, la víctima reclamó ser escuchada y sólo recibió silencio y revictimización como respuesta.
