Con su cuarta nominación al Premio Oscar, esta vez por su trabajo en la película Wicked, el marplatense Pablo Helman de 65 años se consolidó como un referente global de la industria cinematográfica de Hollywood. Empezó como músico y, casi por azar, se adentró en el mundo de los efectos visuales, donde dejó una huella indeleble.
Antes de ser uno de los magos de los efectos especiales en Hollywood, Pablo Helman fue baterista de Los Moros, una banda argentina que dejó su marca en la escena musical durante los años 70. Con ellos, Helman grabó tres discos y logró un disco de oro.
A pesar de sus logros en la música, el cine lo sedujo y decidió mudarse a Estados Unidos para estudiar composición en la Universidad de California en Los Ángeles. Fue ahí donde descubrió su verdadera pasión: los efectos visuales.
El salto al cine fue casi orgánico. A medida que la industria de los efectos visuales empezaba a florecer, Helman encontró su lugar trabajando en producciones de renombre.
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El argentino con más nominaciones a los Oscar
Su primera nominación al Oscar llegó en 2003, por su trabajo en Star Wars: Episode II - Attack of the Clones, aunque ese año el premio fue para El Señor de los Anillos: Las dos torres. Sin embargo, con el devenir de los años obtuvo más nominaciones.
En el año 2006 por La guerra de los mundos y en 2020 por El irlandés, una película de Martin Scorsese en la que ayudó a rejuvenecer digitalmente a actores como Robert De Niro y Al Pacino.
En Wicked, su última obra candidata al Oscar, Helman se encargó de los efectos visuales que dan vida a un mundo lleno de criaturas digitales y escenas espectaculares.
Esta película, que ya es un éxito alucinante en taquilla, es una adaptación del famoso musical que cuenta la historia no contada de las brujas de Oz, con un elenco encabezado por Cynthia Erivo y Ariana Grande.
El desafío fue enorme, porque el director Jon M. Chu quería que muchos de los efectos fueran lo más realistas posibles, incluso rodando la mayor cantidad de escenas con actores en vivo antes de incorporar los efectos visuales. Esto requería una precisión técnica y una creatividad extraordinaria para conseguir que la historia no solo fuera impresionante visualmente, sino que tuviera coherencia con la narrativa.
“Los efectos están al servicio de la historia, si no hay una historia, los efectos no valen”, afirmó el marplatense en varias entrevistas. Esa filosofía parece haberlo guiado a lo largo de toda su carrera, y es una de las razones por las cuales su trabajo fue y es tan aclamado.
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A lo largo de su carrera, Helman trabajó con algunos de los directores más prestigiosos de Hollywood, como Steven Spielberg y David Fincher. Además, su nombre está asociado a éxitos como Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, Los Fabelman, Los asesinos de la luna y Silencio.
Hoy, después de 30 años de trayectoria, Helman sigue siendo un referente en el campo de los efectos visuales. Aunque se encuentra en plena carrera hacia su cuarta nominación al Oscar, no pierde de vista lo que realmente le apasiona: el trabajo en equipo y la magia de crear mundos visuales que dejen a la audiencia sin palabras.
Actualmente, está trabajando en los efectos visuales de la secuela de Wicked, donde espera llevar aún más lejos los límites de la tecnología y la creatividad. Aunque sabe que la competencia en los Oscars es feroz, con películas como Duna: Parte Dos como una de las grandes favoritas, para Helman el verdadero premio está en el proceso: "Lo más difícil es estar entre los nominados. Lo otro, quién gana, es una lotería", comentó en una reciente entrevista.