El empleo público en Argentina representa el 18% del total de trabajadores: casi 4 millones de personas. Según un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), casi 2 de cada 10 trabajadores en el país se desempeñan en alguna repartición estatal del orden nacional, provincial o municipal.
Así, el peso del empleo público supera el promedio observado en América Latina y se sitúa solo por debajo de Venezuela en la región, aunque también por debajo de países desarrollados como Francia y Canadá y Reino Unido.
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La cantidad de empleados públicos creció entre el 2001 y el 2014 casi un 70%. El motor de esta expansión fue el empleo público provincial, que explica el 51% de este aumento, seguido por los gobiernos locales (32%), y finalmente, el gobierno nacional (17%). Es decir, el 80% de los empleados públicos argentinos trabaja en las estructuras estatales de las provincias y municipios. En consecuencia, el sector público nacional explica apenas un tercio del empleo público total.
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Los datos del documento de CIPPEC son estimaciones que surgen de compilar, sistematizar, analizar y agregar información de seis fuentes principales: los censos nacionales de 2001 y 2010; la Encuesta Permanente de Hogares (EPH); la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU); el Sistema Integrado Provisional Argentino (SIPA); el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas; y de los gobiernos provinciales y municipales.
¿Por qué hubo un aumento tan significativo del empleo público en ese período? Para encontrar la respuesta a ello es necesario realizar una revisión sobre el rol y la estructura ascendente que adoptó el Estado durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner: entre 2003 y 2015 se crearon 6 nuevos ministerios, 14 organismos descentralizados, 15 nuevas universidades y 10 empresas estatales, lo que representa un Estado significativamente mayor, que requirió lógicamente de una superior cantidad de empleados.