En los primeros tres meses del año el Gobierno nacional ejecutó tan sólo 30 de los 1641 millones que tiene asignados en el presupuesto para este año la partida urbanización de villas y asentamientos, mientras que destinó unos 62 millones a productos de papel, cartón e impresos: más del doble en sólo un trimestre.
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Lo mismo sucede con todos los programas de inclusión social y desarrollo habitacional, como el programa Desarrollo de la infraestructura habitacional Techo Digno, creado para la construcción de viviendas en barrios precarios y en situación de vulnerabilidad social, que cuenta con más de 12 mil millones en su presupuesto, aunque gastó 509 de ellos, 1200 menos que en el mismo período del año pasado, lo que representa una caída del 92,5% interanual.
Por su parte, en materia de vivienda y soluciones habitacionales, la partida "Acciones para el mejoramiento habitacional e infraestructura básica", que cumple la función de acercar a los barrios más carenciados las obras necesarias para que su comunidad pueda acceder a los servicios básicos, tiene más de 3500 millones asignados, sin embargo no ejecutó siquiera un solo peso en el primer trimestre del año, contra los 820 millones que se habían invertido en el mismo lapso en 2015.
Algo similar se observa con el programa Fortalecimiento Comunitario del Hábitat, que tampoco registró egreso alguno, mientras que el año pasado había destinado 820 millones en el primero trimestre.
Todos estos brutales recortes en área de obras públicas tienen una sola explicación: reducir el gasto público. Es que el gobierno nacional impuso un tapón en el gasto en obra pública y así se evidencia en la ejecución presupuestaria. El ministerio del interior y obras públicas que conduce Rogelio Frigerio utilizo tan sólo 2.359 millones de los 50.417 que tiene asignado su cartera, lo que representa un 4,7%. Sobre esos gastos, el área de Vivienda y Urbanismo ejecutó sólo 446 millones, un 1% sobre el total asignado, mientras que a marzo de 2015 ya se habían invertido más de 6200 (22% del total).
Hace unos días, el subsecretario de Coordinación de la Obra Pública Federal, Ricardo Delgado, fue consultado sobre el bajo nivel de inversión observado durante el primer trimestre y aseguró que "en el segundo trimestre se van a ver números mucho más reales, porque la decisión política es utilizar todo el presupuesto que tenemos para hacer viviendas y proyectos de agua y cloacas".
Por su parte, el presidente Mauricio Macri no cuenta con un gran antecedente en materia de urbanización de villas y asentamientos: pese a que uno de cada diez porteños vive en villas y asentamientos, el porcentaje destinado a la urbanización bajo sus mandatos como jefe de Gobierno resultó ser cada vez menor: mientras en 2005, bajo la gestión de Aníbal Ibarra se destinaba un 2,5 por ciento del presupuesto, diez años después su administración llegó al mínimo histórico en inversión, consignando apenas el 0,6 por ciento del total del presupuesto, aún cuando la cantidad de residentes en villas y asentamientos aumentó, al menos, en un 157 por ciento durante sus mandatos.
Tras su paso por la Capital Federal,alrededor de 275.000 personas continúan en una eterna lista de espera por obtener su título de propiedad y el acceso a los servicios básicos e indispensables para cualquier ser humano.