El control del Congreso de Estados Unidos está en juego este martes en unas elecciones que podrían dar la vuelta tanto a la Cámara de Representantes como al Senado, al tiempo que podrían seguir dejando el Capitolio dividido entre los republicanos de Donald Trump y los demócratas de Kamala Harris.
El resultado jugará un papel importante a la hora de determinar con qué facilidad gobernará el ganador de las elecciones presidenciales estadounidenses del martes hasta los próximos comicios al Congreso en 2026.
Los analistas no partidistas afirman que los republicanos tienen muchas posibilidades de recuperar el Senado, donde los demócratas tienen una mayoría de 51-49. No obstante, los republicanos también podrían perder el control de la Cámara de Representantes, de 435 escaños, donde los demócratas sólo necesitan cuatro escaños para recuperarla.
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Al igual que en las presidenciales, es probable que el resultado venga determinado por una pequeña franja de votantes. La batalla por el Senado depende de siete contiendas, mientras que menos de 40 escaños de la Cámara se consideran realmente competidos.
"Está increíblemente reñido", afirma Erin Covey, que analiza las elecciones a la Cámara de Representantes para el informe no partidista Cook Political Report.
Los votantes no parecen mostrar una preferencia clara por ninguno de los partidos. Una encuesta de Reuters/Ipsos realizada en octubre reveló que el 43% de los votantes inscritos apoyaría al candidato republicano en su distrito, por un porcentaje similar que haría lo propio con el aspirante demócrata.
Los demócratas están jugando a la defensiva en su intento de mantener el control del Senado, cuyos miembros tienen mandatos de seis años.
Los republicanos sólo necesitan ganar dos escaños para hacerse con el control del Senado y se espera que consigan fácilmente uno de ellos en Virginia Occidental, donde Joe Manchin, demócrata convertido en independiente, se retira. Se prevé que el popular gobernador del estado, Jim Justice, consiga fácilmente este escaño.
Los republicanos podrían asegurar su mayoría con una victoria en Montana, donde el demócrata Jon Tester se enfrenta a una difícil batalla por la reelección, o en Ohio, donde el demócrata Sherrod Brown también está inmerso en una reñida carrera.
Los republicanos tienen la oportunidad de ampliar aún más su mayoría en el Senado si ganan las elecciones en varios estados competidos del Medio Oeste. Eso les permitiría bloquear muchas iniciativas y nombramientos de Harris si llega a la Casa Blanca o ayudar a Trump a cumplir sus promesas de recortes fiscales si ganara. No obstante, es poco probable que logren la mayoría de 60 votos necesaria para avanzar en la mayoría de la legislación en la cámara.
En Nebraska, la senadora republicana Deb Fischer se enfrenta a un desafío inesperadamente fuerte de un independiente, Dan Osborn, que no ha dicho si se alinearía con los demócratas en el Senado en caso de ganar. Los republicanos también jugaban a la defensiva en Texas, donde el senador Ted Cruz se enfrenta al demócrata Colin Allred por un escaño que los republicanos han ocupado durante tres décadas.
LA CÁMARA BAJA EN JUEGO
El panorama es menos claro en la Cámara de Representantes, donde los republicanos tienen una mayoría de 220-212. Los analistas dicen que los demócratas pueden lograr con facilidad suficientes escaños para ganar el control de la cámara, aunque no hay señales de que pueda haber una "ola", similar a 2018 o 2010, que resultaría en un cambio decisivo en el poder.
Con al menos 200 escaños seguros para cada partido, es probable que el bando ganador acabe con una estrecha mayoría que podría dificultar el gobierno. Eso ha quedado patente en los dos últimos años, cuando las luchas internas republicanas han provocado votaciones fallidas y turbulencias en el liderazgo, y han socavado los esfuerzos del partido por recortar el gasto y endurecer la inmigración.
Las reñidas elecciones en los estados de Nueva York y California, fuertemente demócratas, podrían determinar el control de la Cámara de Representantes, aunque es posible que el resultado final no se conozca hasta dentro de varios días, ya que California puede tardar días en contar los votos, y los recuentos y las segundas vueltas de las elecciones reñidas pueden tardar semanas en resolverse.
Dos elecciones en Virginia podrían dar una primera indicación de cómo se desarrollará la batalla. Una victoria republicana en el 7º Distrito del Congreso, que incluye una franja de las afueras de Washington, podría ser una señal de que el partido ha conservado su atractivo en zonas competitivas a pesar de sus dificultades en los últimos dos años. Un triunfo demócrata en el 2º Distrito, centrado en Virginia Beach, podría ser señal de ganancias significativas para el partido, según Covey, del Cook Political Report.
El 1er Distrito rural de Carolina del Norte, actualmente en manos del demócrata Don Davis, también podría servir de barómetro, indicó.
Se espera que los votantes de Delaware elijan al primer miembro transgénero del Congreso, la demócrata Sarah McBride, que buscará el escaño que dejará vacante su correligionaria Lisa Blunt Rochester, que aspira a un escaño en el Senado.
Blunt Rochester también podría hacer historia: si gana su carrera y su compañera demócrata Angela Alsobrooks también vence en la vecina Maryland, serían las dos primeras mujeres negras en servir simultáneamente en esa cámara.
(Editado en español por Carlos Serrano)