El Índice de Precios al Productor (IPP) de Estados Unidos registró una merma de 0,1% en febrero pasado respecto a enero mientras que en la variación anual marcó un alza de 4,6%, continuando así su tendencia a la baja, informó hoy la Oficina de Estadísticas del Departamento del Trabajo de ese país.
Los precios mayoristas entraron en deflación en febrero en la comparativa mensual al caer 0,1%, frente a la suba de 0,7% de enero, que fue la mayor desde junio pasado.
El número superó las expectativas pues los economistas de Wall Street estimaban una suba de 0,3%, según indicó la agencia de noticias Bloomberg.
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Por otro lado, el índice núcleo, que no incluye los valores volátiles de la energía y los alimentos, se mantuvo sin cambios respecto a enero.
En tanto, al compararlos con febrero de 2022, los precios subieron 4,6%, una desaceleración de 1,4 puntos respecto al índice de enero.
Los datos publicados hoy sugieren que, de la mano de mejoras en las cadenas de suministro y mermas en los valores de las commodities, continúan disipándose las presiones inflacionarias luego de un 2022 que presentó alzas que no se veían hace cuarenta años en Estados Unidos.
Entre los componentes del índice mayorista, se registraron bajas tanto en los bienes como en los servicios.
En el caso de los primeros, se destacó una fuerte caída en el costo de los huevos de 36,1%, mientras que en lo que respecta a los servicios, su baja se mostró contenida por subas en la venta de vehículos al por mayor.
El índice de hoy será un nuevo insumo que analizará la Reserva Federal (FED) que se reunirá el martes y miércoles próximo para acordar la política monetaria a seguir.
Si bien se da por hecho que la FED hará un nuevo incremento de tasas de interés, el signo de interrogación está puesto si este será de 25 puntos porcentuales o de 50.
La posibilidad de una suba de 50 puntos fue abierta en las últimas semanas por el presidente de la entidad, Jerome Powell.
Si bien la inflación mayorista presentó una nueva desaceleración, el índice de Precios al Consumidor (IPC) publicado ayer presentó signos de que la inflación persiste y no está cayendo al ritmo esperado.
Pese a que el índice general con un 6% anual- presentó una nueva moderación, el dato núcleo subió un 0,5% mensual, la mayor suba en cinco meses.
Una situación similar se da en la Eurozona donde el Banco Central Europeo (BCE) se enfrenta a una inflación cuyo índice general baja gracias al menor impacto de los precios de la energía- pero cuyo dato subyacente continua subiendo sin freno.
Si a esto se le suma un mercado laboral estadounidense que sigue presentando cifras sólidas con un desajuste entre la oferta y la demanda, la FED podría decantarse por un incremento de 50 puntos.
Sin embargo, entró un nuevo elemento en juego, con los colapsos financieros de bancos como el Silicon Valley Bank (SVB) consecuencia, entre otros factores, del propio ajuste monetario de la FED, y esto podría llevar a la entidad a realizar una suba menor de 25 puntos o a, incluso, no efectuar ninguna modificación a las tasas, según señalan economistas.
Por último, la FED también deberá considerar el efecto de sus tasas en la actividad económica.
Si bien la entidad aspira a un aterrizaje suave -esto es, una baja de la inflación sin llegar a una recesión- un reporte separado del Departamento del Comercio mostró hoy que las ventas minoristas cayeron en febrero en 8 de las 13 categorías contempladas.
Con información de Télam