El índice de gastos de consumo personal de Estados Unidos (PCE) marcó 5,4% anual en enero, una décima más que en diciembre, según informó hoy el Departamento de Comercio, una aceleración que pone bajo presión a la Reserva Federal (FED) que privilegia a dicho índice como medición de la inflación.
Tras varios meses consecutivos de caídas, el índice PCE marcó 5,4% anual mientras que el componente subyacente que excluye a los valores volátiles de la energía y los alimentos- fue del 4,7%, también con una décima más respecto de diciembre.
A su vez, el índice PCE subió 0,6% en términos mensuales, el mayor alza desde junio pasado, superando las expectativas.
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En tanto, el consumo, ajustado por precios, saltó 1,1% mensual respecto de diciembre, la mayor suba en casi dos años, revirtiendo meses de descensos y abarcando tanto a los bienes como los servicios.
Las bolsas de Wall Street reaccionaban negativamente al reporte y este mediodía se registraban bajas de entre 1,45% en el caso del Dow Jones y 2,10% en el índice tecnológico Nasdaq, según las agencias internacionales.
La respuesta negativa del mercado se fundamenta en que la FED, que privilegia esta medición antes que el tradicional Índice de Precios al Consumidor (IPC), podría aumentar las tasas más de lo anticipado como consecuencia de la persistencia de la inflación.
Mientras que hace poco más de un mes, la expectativa era que la FED únicamente haría una suba de tasas más en marzo de 25 puntos porcentuales y que para la segunda mitad del año las comenzaría a recortar; ahora la apuesta es que hará tres incrementos más de dicha magnitud, e incluso se especula con un retorno a un incremento de 50 puntos, un rango que la entidad efectuó por última vez en diciembre pasado.
Si bien la entidad monetaria logró bajar la inflación desde su pico récord en más de cuatro décadas que registró a mediados del año pasado, el consumo y el mercado laboral están demostrando una solidez mayor de la esperada, y los precios no están bajando al nivel que el organismo pretende para alcanzar su ansiada meta del 2% anual.
Los mayores salarios y los grandes ahorros reunidos desde la pandemia motivan a los consumidores a gastar, pese a que las tasas encarecieron el crédito.
El riesgo ahora es que una suba mayor de las tasas de interés incrementará las posibilidades de una recesión en la economía estadounidense.
El crecimiento del gasto de consumo y los aumentos de precios tanto para bienes como servicios implican malas noticias para la inflación, subrayaron los economistas Anna Wong, Stuart Paul y Eliza Winger.
Los analistas afirmaron que, al contrario de los primeros meses de aceleración inflacionaria en Estados Unidos en 2021, donde los precios se veían motorizados por los problemas en las cadenas de suministro, ahora la inflación se ve empujada principalmente por la demanda.
Si esta tendencia continúa, la FED tendrá que llevar las tasas más allá del 5,25% que proyectaron en diciembre, agregaron.
Actualmente, tras la última suba de 25 puntos de principios de este mes, las tasas se ubican en un rango de entre 4,50% y 4,75%.
Antes de conocerse el índice, la presidenta de la Reserva Federal de Cleveland, Loretta Mester, afirmó hoy que la entidad monetaria deberá continuar aumentando las tasas para colocar bajo su control a la inflación.
Vamos a tener que hacer algo más para retornar a la estabilidad de precios del 2% (anual), dijo Mester en una entrevista con el canal CNBC.
En las últimas minutas de la FED, la mayoría de los funcionarios se posicionó a favor de más subas de tasas, pero la mayoría se encolumnó con realizar incrementos de 25 puntos.
El ex secretario del Tesoro Lawrence Summers afirmó hoy en una entrevista que la economía estadounidense actualmente es de difícil lectura por sus indicadores contradictorios y advirtió que existen pocos ejemplo en el pasado en el que se lograra evitar una recesión con una inflación mayor al 4% y un desempleo menor a ese porcentaje.
Con información de Télam