Desde hace más de un mes, el debate sobre la posible vuelta a los entrenamientos en el fútbol se llevó la atención entorno al deporte. Con razón porque,al fin y al cabo, lo que moviliza la pasión por los clubes es la pelota que rueda sobre el césped. Sin embargo, bajo esta superficie aparecen otras realidades. Una de ellas es la de la solidaridad de la mano de los hinchas que se suman a dar una mano en tiempos de coronavirus.
A más de 40 kilómetros del Cilindro de Avellaneda los hinchas de Racing también pisan fuerte. Más aún en plena pandemia cuando los que menos tienen necesitan una mano para salir adelante. En esta situación, un grupo de fanáticos se convirtieron en un faro de solidaridad en Pontevedra, en el partido de Merlo. Con una idea fija lograron poner de pie el “Merendero La Academia”, un espacio de contención para los pibes del barrio y las familias que no pueden salir a trabajar.
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“El fútbol es transformador”, dijo Edgardo Ponce, uno de los responsables del merendero, a El Destape. Su pasión por Racing es incuestionable. En 2019 fue noticia porque, dos días antes de que la Academia salga campeón, le puso a su tercera hija “Lola Acadé” en honor al club de sus amores. Esa pasión la transformó en solidaridad. Junto a la Filial “Sebastián Saja” de Virrey del Pino se comprometió a ayudar y, desde hace más de dos años, trabaja en la zona.
A los problemas habituales se le sumó una nube negra. El COVID-19 potenció los números de la pobreza en todo el país y, por supuesto, en los barrios más carenciados esas cifras se multiplican. Durante la última semana, UNICEF estimó que el porcentaje de niños y niñas pobres podría alcanzar el 62,9% en diciembre. Este informe alerta que la cantidad de menores de edad que viven en la pobreza pasaría de 7 a 8,3 millones. Más allá de los datos técnicos y de las planillas, Edgardo nota esta realidad día a día: “El año pasado teníamos más o menos 60 chicos y 100 personas que se llevaban viandas. Hoy tenemos 84 y entregamos 260 viandas para los papás de los nenes”.
Ahora Edgardo hace una cuenta simple. Cien pesos significan dos leches y eso, aproximadamente, alimenta a siete u ocho chicos. Sin embargo, las dificultades para poder acceder a ese dinero se acrecentaron en época de pandemia. Al principio, cuando el proyecto daba sus primeros pasos, pensaron de qué forma se podían generar recursos. Armaron una rifa y en cuatro días, los números se habían agotado. Empezaron a llamarlo y la gente se multiplicó. Luego se transformó en una manera habitual de obtener dinero.Las rifas de remeras de jugadores, como las de Augusto Solari o Iván Pillud, ayudaban a financiar la comida.
Incluso, Ponce resaltó cómo se comportó el plantel: “Nosotros nunca los molestábamos, de hecho, nunca le decíamos mucho. Pero ellos se sumaron, donaban. No puedo decir nada de ellos, siempre estuvieron presentes y dando una mano. Se recontra coparon”. En las últimas semanas, Darío Cvitanich entregó una camiseta para que los sorteos puedan seguir en pie y así darles una mano.
El amor diario se nota y, por supuesto, hay una retribución. Cada vez que entra al barrio, los vecinos lo saludan como en los picados. “Me gritan ey, Racing ¿Cómo va?”, contó Edgardo. La identificación fue inmediata. “Me duele en el alma, pero cuando llegamos hace dos años, eran muy pocos los pibes que hablaban de Racing, era todo Boca o River”, añadió a este medio. Con el paso del tiempo y, con un título del equipo de Eduardo Coudet mediante, esta realidad cambió: “Ahora no, imaginate que cada todas las tazas tienen el escudo o los regalos tienen alguna etiqueta, o nosotros que vamos con las remeras. Ahora se conocen a todos los jugadores y son hinchas”.
Este modelo de ayuda, con Racing incluido, cruzó las fronteras interprovinciales y, ahora, la Filial de la Academia en Corrientes generó una movida similar. “A través del fútbol se pueden cambiar un montón de realidades”, insistió y agregó: “Todo querríamos que no existieran los comedores y merenderos, pero existen y van a existir así que hay ayudar”.
Más allá de esta acción puntual de hinchas de Racing, a lo largo de la pandemia, el mundo del fútbol se ha movido de diferentes maneras para acompañar desde su sentido de pertenencia. En este caso, los fanáticos fueron el motor de la solidaridad a puro pulmón. Pero también hubo ollas populares de los clubes Berazategui, Laferrere y Argentinos Juniors, entre tantos otros. Con acompañamiento institucional o de manera espontánea, lo importante una vez más es que todo lo que rodeó al fútbol mantuvo un fuerte vínculo con su rol social.