La decisión del Gobierno nacional de bajar aranceles para abaratar celulares podría no traducirse en precios más bajos para los usuarios argentinos. Aunque la medida busca aliviar el costo final de los equipos, especialistas del sector advierten que ese beneficio quedaría prácticamente neutralizado por una escalada internacional en los insumos clave para fabricar smartphones.
Según fuentes de la industria, la disparada global en los precios de las memorias DRAM y NAND —componentes centrales e imposibles de reemplazar en cualquier dispositivo móvil— absorberá casi por completo el impacto positivo de la reducción impositiva. Se trata de un incremento que viene empujado por el boom mundial de la inteligencia artificial, cuya demanda de infraestructura generó escasez y un fuerte aumento en el valor de estos chips.
En este escenario, el alivio fiscal queda opacado por el encarecimiento de la materia prima. Aunque la baja de aranceles debería impulsar valores más competitivos, el contexto internacional presiona hacia arriba y complica cualquier baja significativa en el precio final de los celulares.
DRAM y NAND: los pilares silenciosos del rendimiento móvil
Detrás de la fluidez con la que navegamos redes sociales, jugamos títulos exigentes o sacamos fotos en alta resolución, existen dos tipos de memoria que trabajan en conjunto: la DRAM y la NAND Flash. Son esenciales para entender por qué un teléfono se siente rápido, cuánta multitarea soporta y cuánta información puede almacenar.
DRAM: la memoria que hace que todo sea rápido
La DRAM funciona como el “escritorio” temporal del celular. Es volátil, se borra cuando se apaga el equipo, pero es extremadamente veloz.
Entre sus funciones principales:
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Guardar datos que el procesador necesita de inmediato.
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Mejorar la multitarea y la respuesta del sistema.
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Aumentar el rendimiento general cuanto mayor sea su capacidad.
NAND Flash: el archivo permanente del teléfono
Es el almacenamiento interno donde viven el sistema operativo, las apps y los archivos del usuario. No es volátil y mantiene la información incluso sin energía.
Sus claves:
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Retener datos de forma permanente.
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Usar tecnologías rápidas como UFS y NAND 3D para mejorar la velocidad.
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Ofrecer grandes capacidades a menor costo que la DRAM.
Ambas memorias trabajan juntas constantemente: la DRAM se encarga de la velocidad del presente y la NAND define cuánto contenido podemos guardar. Su evolución —LPDDR en el caso de la DRAM y UFS en la NAND— marca el ritmo de la mejora en cada nueva generación de smartphones.
