Nina Simone sale al escenario. Estamos en el festival de Jazz de Montreux de 1978 y hace años que no se tiene noticias de ella. El público la aplaude y ella se queda quieta, como congelada, con los ojos muy abiertos y los labios apretados. Los aplausos se detienen. Nina parece una hechicera africana a punto de descargar una maldición. Podría suceder cualquier cosa. Pero se sienta en el piano, dice "hola", se ríe con un chiste de un espectador y anuncia una canción sobre una niña llamada Blues (tristeza). Su rostro se dulcifica, y comienza a tocar algo parecido a una canción de cuna. Este momento de epifanía -en el sentido borgeano: el momento en que un sujeto se encuentra con su destino- es el que elige para abrir la norteamericana Liz Garbus (directora de documentales sobre Marilyn y Bobbi Fischer) para introducirnos en "What Happened, Miss Simone?", el telefilm que Netflix acaba de presentar este mes en su programación de agosto.
"Miss Simone: usted es idolatrada, incluso amada por millones. Pero, ¿qué pasó, Miss Simone?" es el enigma a resolver, la pregunta que le hace poeta y activista negra Maya Angelou. ¿Por qué una mujer bella, talentosa, rica, amada y de fuerte compromiso social desaparece por ocho años y aparece en Paris, cantando en un local de mala muerte? El telefilm de Garbus es un intento de respuesta a esa pregunta. Nina aparece en grabaciones y fotografías. Tienen esa cualidad vampírica de un James Dean o un Marlon Brando: la capacidad de eclipsar todo con su aparición ante las cámaras. La vemos mutar de bella crooner en el Playboy Club a hippie encolarizada por la discriminación y el asesinato de sus amigos Matin Luther King y Malcolm X. La vemos adoptar el peinado y la vestimenta de una reina africana. En todo momento es frontal y visceral: no hay un solo fotograma de careteo en Nina.
"What Happened, Miss Simone?" cuenta con la producción ejecutiva de la hija de Nina, Lisa Simone Kelly. Eso nos permite tenar acceso a las anécdotas familiares y a fragmentos de sus diarios íntimos, en los que se dicen cosas como "no tengo nada para darte, Andrew (su esposo). Estoy muy cansada, incluso para hablar. Tu sigue tu camino - Yo seguiré el míos. Si tengo la menor relación posible con los seres humanos, de una extraña manera, me sentiré en paz..." El testimonio de Lisa, Andrew y algunos de sus amigos es afectuoso, pero no es complaciente. Cuidado con los "intensos"; suelen provocar destrozos en los corazones de las personas con las que se cruzan.
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El problema fundamental fue el de seguir siendo Nina Simone las 24 horas del día, arriba y abajo del escenario. De no haberse conseguido una máscara, armado un personaje que le permitiera sobrevivir. "Lo que pasó con Nina", -esta pregunta del título- solo puede ser respondida desde una red de causas: una infancia y una adolescencia con ocho horas diarias de ejecución de piano (muchas de sus canciones parecen motivos de Bach, en la caricia de las teclas) y la imposibilidad de una vida social. Un marido que cuidaba sus intereses económicos pero que además la golpeaba. La tristeza y la ira de los discriminados -se le negó una beca como pianista por ser negra- y la desaparición de los luchadores sociales que fueron sus amigos... Queda su música como una lágrima de oro, una rara mixtura de dulzura y rabia. "Nunca pensé que podía hacer otra cosa que cantar, dice. No sabía que podía elegir otra cosa".