El discurso dominante instalado por Monsanto, multinacional estadounidense dedicada a la producción de agroquímicos y biotecnología, dice que el glifosato que se aplica con la soja transgénica es poco menos que inocuo y que no afecta a quienes no están en contacto con este pesticidad en el momento de la aplicación.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la acaba de considerar potencial cancerígeno y sugiere medirlo en el organismo. En la Argentina la Salud Pública no incluye ninguna medición de agroquímicos en el cuerpo, pese a sus efectos negativos demostrados sobre la salud.
La ONG Fundación Bios, de Mar del Plata, lanzó la campaña Mala Sangre y propuso a las autoridades locales tomarse muestras para comprobar si tenían agrotóxicos en sangre. Se negaron. Por lo tanto, lo hicieron con personalidades locales y resultó que todas tenían algún veneno en sangre.
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A continuación, el análisis de Sergio Federovisky, que tiene glifosato y metoxiclor en el organismo:
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