Tras el anuncio de la ampliación del préstamo de Argentina con el FMI por U$S 5.700 millones, el organismo internacional reconoció que el paquete de medidas que impuso a Grecia hace algunos años empeoró la situación del país porque el plan de salvataje fue en favor del sistema bancario del norte europeo y la preservación del euro.
Un informe de la Oficina de Evaluación Independiente, el auditor interno del Fondo, aseguró que el organismo otorgó préstamos, junto con el Banco Central Europeo y el Banco Mundial, bajo una serie de condicionantes que sacrificaron la economía griega en pos de la estabilidad regional europea, y no para ayudar al país helénico.
El auditor afirmó que el FMI “sostuvo una estrategia que no funcionaba durante demasiado tiempo” usando proyecciones de crecimiento económico “demasiado optimistas” y sin tener en cuenta el verdadero “impacto de los ajustes fiscales en el crecimiento y en la dinámica de la deuda”.
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El informe sostuvo que fue injusto acusar a Grecia de los fallos del rescate financiero: “Si prevenir el contagio internacional era la preocupación esencial, el coste de esa prevención tendría que haber sido asumido por la comunidad internacional como primer beneficiario”.
Durante todo septiembre, el Gobierno negoció cambios con el Fondo para adelantar reembolsos y la cantidad del monto del empréstito. El futuro del acuerdo, anunciado la semana pasada, dependerá de un conjunto de objetivos que Argentina deberá cumplir para ajustar aún más su economía.
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