El ministro de Economía, Axel Kicillof, negó la semana pasada que el Ejecutivo le ponga techo a las paritarias, pero enfatizó en que buscará que los empresarios no actualicen los precios en relación a la suba en los recibos de sueldo. Es que, sostiene, solo un porcentaje de los costos de las firmas más grandes está relacionado con la mano de obra. Las empresas esperan que el Gobierno les permita aplicar aumentos que compensen la suba de costos.
El objetivo de Kicillof durante el verano era que los trabajadores recuperen en 2015 parte de lo que perdieron en 2014, primer año en que las paritarias cerraron por debajo de la inflación durante el kirchnerismo (según el centro CIFRA, de la CTA de Hugo Yasky, la pérdida de poder adquisitivo fue del 4,5%). Por eso, los números que manejan en el Palacio de Hacienda sugieren que los precios se incrementarán cerca de un 20% este año. La desaceleración también la muestran los privados, aunque con guarismos más elevados: la consultora Elypsis y el Estudio Bein calculan un 26 por ciento.
La meta es que la suba de salarios sea menor de lo que se empezó a discutir hace un mes para, de a poco, "bajar la nominalidad", según dijo un funcionario a este medio.
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Para eso, el equipo económico insistirá en las reuniones diarias con directivos de las corporaciones que no suban los precios al igual que las paritarias, porque solo un porcentaje de sus costos son explicados por la masa salarial.
Los datos les dan la razón en muchos sectores, pero casi casi con exclusividad en las grandes empresas. La mano de obra explica un 18% en la estructura de costos promedio de los lácteos, un 14,50% en el atún, 12% en jabón en polvo, 10% en el agua mineral y 15% en mermelada, según información que circula en Economía. Fuera de los productos de consumo masivo los porcentajes se mantienen: 24% en construcción y cerámicas, 16% en pinturas y 13% en envases de cartón.
Esos datos no se sostienen en las pymes. En grandes grupos industriales, en los cuales los sueldos representan alrededor de un 10% del total (como algunas empresas de Techint), llega a pasar al 40% o 45% en el caso de las firmas más chicas.
Con estos números, el Gobierno piensa poner un freno a los pedidos empresariales, que explicitaron durante los últimos dos meses que, como los gremios iban a empezar a pedir un 35% de aumento, ellos necesitaban actualizar los precios en esa misma proporción. Es que, durante el último año, la incertidumbre de los costos crecientes fue la principal preocupación para las firmas, que, al igual que los trabajadores, también tuvieron uno de los peores ejercicios de la última década.