Un palestino de 13 años hirió hoy de bala a dos israelíes en Jerusalén Este, un día después de la muerte de siete israelíes en otro ataque frente a una sinagoga -el más mortífero desde 2008-, en medio de una grave escalada de la tensión y de llamados a la calma de organismos internacionales y las principales potencias mundiales.
El hecho ocurrió en el barrio palestino de Silwan, fuera de la muralla que demarca la Ciudad Vieja, en Jerusalén Este, una zona ocupada por Israel en 1967 y anexada en 1980.
El servicio de emergencia Magen David Adom (MDA) señaló que las víctimas son dos hombres de 47 y 23 años -padre e hijo- que recibieron "heridas de bala en la parte superior del cuerpo".
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A pesar de la gravedad de su estado, sus vidas no parecen correr peligro, según el MDA, servicio para el que trabaja precisamente el joven israelí herido.
El atacante, identificado como Muhammad Aliyat de Silwan fue "herido y neutralizado" por las fuerzas de seguridad, informó la policía.
La agencia de noticias palestina Maan informó que el agresor fue traslado al Hospital Hadassah Ein Kerem para recibir tratamiento mientras está bajo arresto.
La vivienda que comparte con su familia, ubicada en el barrio Karm al-Sheikh en la ciudad de Silwan, fue allanada.
Poco antes del ataque, la policía anunció 42 arrestos relacionados con la muerte ayer de siete israelíes a manos de un palestino de 21 años que abrió fuego contra las personas congregadas a la salida de una sinagoga durante el Sabbat.
La matanza coincidió con el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto y el autor murió por disparos de la policía tras una breve persecución.
No hay indicios de que haya participado anteriormente en actividades militantes o de que fuera miembro de un grupo armado palestino establecido, informó la agencia de noticias AFP.
El ataque, condenado ampliamente por la comunidad internacional, se produjo pocas horas después de un bombardeo israelí de la Franja de Gaza, en respuesta a disparos de cohetes desde ese enclave palestino.
Una muchedumbre gritó "muerte a los árabes" durante la visita del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a la sinagoga atacada anoche.
Los palestinos, por su parte, se congregaron para celebrar la matanza, en la Franja de Gaza y en Cisjordania, mientras que varias organizaciones políticas palestinas lo justificaron.
"La operación de Jerusalén es una respuesta natural a la masacre de Jenín", apuntó el vocero de Hamas Mohamed Hamadé, en referencia a la muerte el jueves de nueve palestinos en una operación militar israelí, informó Europa Press.
La Yihad Islámica también elogió la "heroica operación" en la sinagoga de Neve Yaakov, a la cual consideró "la respuesta natural y legítima a los crímenes de la ocupación y los agravios a los santos lugares", en referencia a la Explanada de las Mezquitas.
"La explosión de la situación es el resultado inevitable de la escalada de los crímenes de la ocupación contra nuestro pueblo", expresó, por su parte, Al Fatah, el partido dominante del gobierno palestino con sede en Ramallah.
"Lo hemos advertido repetidamente, pero la comunidad internacional no ha respondido a las peticiones de parar la agresión (israelí) y poner fin al derramamiento de sangre palestina", agregó Al Fatah.
Israel anexó la zona de Jerusalén Este después de la Guerra de los Seis Días en 1967. Los palestinos consideran este territorio como la capital de un futuro Estado palestino, tal como está previsto en la solución de los dos Estados, la de mayor consenso internacional.
El jefe policial israelí, Kobi Shabtai, calificó la matanza en la sinagoga como "uno de los peores ataques" de los últimos años, que llega después del año más mortífero para los palestinos en Cisjordania desde fines de la Segunda Intifada (2000-2005).
Según a agencia de noticias AFP, el conflicto palestino-israelí se cobró 235 vidas en 2022, más del 80% de ellas de palestinos.
Solo el jueves nueve palestinos murieron en una incursión israelí en el campamento de refugiados de Jenín, que junto con Naplusa han sido los principales objetivos israelíes por ser bastiones de los grupos armados palestinos en el norte de Cisjordania.
Israel afirmó que el objetivo de la operación eran combatientes de la Yihad Islámica.
La Yihad Islámica y la organización Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, prometieron represalias y dispararon proyectiles que, en su mayoría, fueron derribados por las defensas antiaéreas israelíes.
El ejército respondió con bombardeos contra Gaza.
No se reportaron heridos en ninguno de los bandos, pero los grupos armados palestinos prometieron nuevas acciones.
El ataque a la sinagoga fue condenado por la ONU, Estados Unidos, Francia, Alemania, el Reino Unido, Turquía y países árabes como Jordania y Emiratos Árabes Unidos.
La Unión Europea, por su parte, reconoció "plenamente las legítimas preocupaciones de Israel en materia de seguridad", pero destacó que "la fuerza letal solo debe utilizarse como último recurso cuando sea estrictamente inevitable para proteger vidas", según el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó el ataque de ayer pero instó a las partes a mostrar moderación.
La diplomacia rusa expresó su "profunda preocupación" y pidió a todas las partes la "máxima moderación" tras los ataques en Jerusalén Este.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, viajará la próxima semana a Israel y los Territorios Palestinos para impulsar un "fin del ciclo de violencia".
Un vocero del Departamento confirmó ayer que la visita sigue en marcha y que Blinken va a discutir "los pasos a seguir para desescalar las tensiones".
Con información de Télam