Unas 3.000 personas fueron evacuadas de zonas inundadas del sur de Ucrania tras un ataque que destruyó una represa controlada por Rusia y sumó una catástrofe medioambiental a la devastación que sufre Ucrania desde el inicio de la guerra, en medio de temores a la dispersión de minas personales arrastradas por las aguas. Mientras se suceden los esfuerzos de rescate, Rusia y Ucrania renovaron este miércoles sus acusaciones mutuas de haber volada la represa de Kajovka y la central hidroeléctrica adyacente. Mientras que el presidente ruso, Vladimir Putin, manifestó que se trató de una "salvajada" que causó "un desastre ambiental y humanitario"; su par ucraniano, Volodimir Zelensky, acusó a Rusia de detonar "una bomba ambiental de destrucción masiva" que contaminará ríos y mares y afectará la fauna de la zona. En total, unas 80 localidades se encuentran en peligro a lo largo del río Dniéper.
La represa y la hidroeléctrica se encuentran sobre el río Dniéper, en una parte de Jerson ocupada y anexada por las fuerzas rusa el año pasado, y abastece a Crimea, la península que Rusia anexó en 2014. Por su ubicación y capacidad, son esenciales para la provisión de agua potable y de riego en esa zona como en gran parte del sur de Ucrania. En tanto, Ucrania tiene bajo su dominio la orilla occidental del Dniéper; mientras que Rusia controla la parte oriental, que es más baja y más vulnerable a las inundaciones.
Imágenes de canales de TV ucranianos mostraron este miércoles por segundo día comunidades inundadas y rescates en bote y desde los techos. "Nos quedamos sin casa. El agua se la tragó por completo. Ya ni se puede ver el techo", dijo Dmitri Melnikov, de 46 años, que fue evacuado junto a sus cinco hijos, a la agencia de noticias AFP. "Toda la zona está ahora bajo el agua", añadió.
Las inundaciones podrían arrasar con los cultivos de esta temporada, mientras que la falta de agua en el embalse impediría el riego adecuado durante años, según autoridades ucranianas, que dijeron hoy que el embalse perdía 30.000 metros cúbicos de agua por segundo. El gobernador ruso de la anexionada Jerson, Vladimir Saldo, alertó este martes que el agua liberada por la destrucción de la presa anegó campos de minas instalados por las tropas rusas cuando decidieron replegarse en noviembre de 2022 al sur del Dniéper.
Las voces de los organismos internacionales
Por eso, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), advirtió el martes del riesgo de las minas arrastradas por el agua liberada en Kajovka, sumándose a los creados por la inundación de decenas de pueblos y la catástrofe ambiental desatada.
La presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), dijo en Ginebra que "el perjuicio ya es enorme y me preocupada cuánto daño más puede producirse", durante un acto para presentar, justamente, nuevas tecnologías para mejorar el rastreo de minas antipersona mediante drones e inteligencia artificial. En Viena, en tanto, el jefe de los inspectores nucleares de la ONU, el argentino Rafael Grossi, anunció que la próxima semana visitará por tercera vez la central atómica de Zaporiya para dirigir personalmente la rotación de los expertos desplegados allí, que serán sustituidos por un equipo "reforzado".
"Después de los preocupantes acontecimientos tras la destrucción de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, dirigiré la próxima rotación de nuestra misión de asistencia y apoyo a la planta de Zaporiyia", escribió Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en su cuenta de Twitter. El funcionario de nacionalidad argentina dijo ayer que, pese a que los daños sufridos en la presa de Kajovka habían causado un serio descenso del nivel del agua en el embalse que se usa para enfriar la planta de Zaporiyia, por ahora no hay un "riesgo inmediato" para la seguridad.
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Personas evacuadas por Rusia y por Ucrania
Por su parte, las autoridades instaladas por Rusia en Jerson, citadas por los medios rusos, dieron parte de 1.274 personas evacuadas hasta el momento de zonas de la orilla del Dniéper bajo dominio ruso. En ese sentido, Tatyana Kuzmich, vicegobernadora de la región de Jerson afín a Moscú, indicó que esa cifra incluía a 38 personas que tuvieron que ser rescatadas de los tejados de sus casas. Otros vecinos seguían bloqueados en situaciones parecidas.
"Según datos del Ministerio de Emergencias, 1.274 fueron rescatadas, 32 de ellas discapacitadas", dijo a la televisión estatal rusa. Unas 350 personas se encontraban en centros de acogida temporales, añadió. Autoridades dijeron que unas 22.000 personas viven en áreas con riesgo de inundación en áreas controladas por Rusia en el lado este del río y otras 16.000 viven en la zona más crítica del territorio controlado por Ucrania en el lado occidental.
En Ucrania, en tanto, un vocero de los servicios de emergencia ucranianos dijo a un canal de televisión local que más de 1.450 personas fueron evacuadas de zonas ubicadas en la orilla del río Dniéper controladas por Ucrania tras la destrucción de la represa de Kajovka. "Actualmente no hay información de fallecidos o heridos", dijo el vocero, Oleksandr Khorunzhyi, añadiendo que el nivel del agua en la ciudad de Jerson había aumentado cinco metros, informó la agencia de noticias AFP.
Unas 16 mil personas perdieron sus hogares
La ONU dijo que al menos 16.000 personas ya han perdido sus hogares y que se están realizando esfuerzos para proporcionar agua limpia, dinero y apoyo legal y emocional a los afectados. Los evacuados en el lado del río controlado por Ucrania eran trasladados a ciudades como Mikolaiv y Odesa, ubicadas más al oeste. "Mientras los pueblos y aldeas aguas abajo del río Dniéper están sumergidos, el costo humano y ambiental de la destrucción de la represa de Kajovka es un enorme desastre humanitario", dijo la directora de Amnistía Internacional para Europa del Este.
"La comunidad internacional debe unirse para llevar a los responsables ante la justicia. Las normas del derecho internacional humanitario protegen específicamente las represas, por los peligros que su destrucción representa para los civiles", agregó Marie Struthers.
Con información de Télam