En una sesión especial, del tipo que solo habían sido convocadas 10 veces en la historia, la Asamblea General de la ONU aprobó este miércoles por una amplia mayoría una condena "la agresión de Rusia contra Ucrania" y para "exigir" que los bombardeos y los combates cesen de inmediato. "El pueblo de Ucrania desesperadamente necesita paz y las personas alrededor del mundo lo están demandando", había afirmado el secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, antes de la votación.
La votación terminó con 141 votos a favor -entre ellos el de Argentina-, cinco en contra -Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Rusia y Siria- y 35 abstenciones, entre ellas las de China, India, Bolivia, Cuba, El Salvador, Irak, Pakistán y Sudáfrica.
Estos temas suelen ser discutidos y votados en el Consejo de Seguridad, el único órgano de la ONU que emite decisiones vinculantes para todos los Estados miembros. Sin embargo, en este espacio solo participan 15 países, 10 de los cuales rotan y los otros 5 se mantienen constante y con el poder de vetar cualquiera de las resoluciones que se aprueben. Estos 5 países son los cinco vencedores de la Segunda Guerra Mundial: Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido.
La semana pasada, ni bien comenzaron los bombardeos rusos contra más de una decena de localidades ucranianas, el Consejo de Seguridad se reunió de emergencia y votó una condena similar. China se abstuvo como lo hizo hoy y Rusia la vetó. Por eso y para evitar lo que sería sin dudas otro veto ruso -como suele pasar en el órgano cada vez que un conflicto armado incluye a uno de los cinco miembros permanentes o a un aliado cercano de uno de ellos-, el pleno aprobó convocar a una sesión especial del espacio más democrático que tiene la ONU, donde todos los Estados tienen una banca y ninguno puedo posee poder de veto. Eso sí, las decisiones que produce este cuerpo no son vinculantes.
Sin embargo, las potencias occidentales -que fueron las que impulsaron la sesión especial y la resolución de condena- consideraron que este tipo de debate, que en toda la historia de la ONU se convocó 11 veces, con la cita de esta semana incluida, podía visibilizar el creciente apoyo internacional a su posición de apoyo al gobierno ucraniano.
Ayer le tocó hablar a la delegación argentina. "La República Argentina condena la invasión a Ucrania y reitera a la Federación Rusa que cese inmediatamente en el uso ilegítimo de la fuerza, así como las operaciones militares en territorio ucraniano", aseguró la representante permanente del país ante la sede de la ONU en Nueva York, María del Carmen Squeff. "Ninguna adquisición territorial puede ser reconocida como legal a partir del uso o la amenaza del uso de la fuerza. Es la lógica consecuencia del respeto por la soberanía e integridad territorial de todo Estado", agregó la diplomática en línea con la tradicional posición del país en el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas.
Además de sumarse al rechazo a los ataques rusos, pidió permitir el acceso de ayuda humanitaria para la población civil en Ucrania: "Debemos encarar sin dilaciones las consecuencias del grave deterioro de la situación humanitaria generada en Ucrania, con cientos de miles de desplazados y refugiados. Es imprescindible que ellos puedan acceder de inmediato a una ayuda humanitaria efectiva y real, por lo que se deberá sin demora permitir el libre acceso de la misma."
La defensa de "la operación militar" en Ucrania, como la llama Rusia, llegó de la boca del embajador ante la ONU, Vasily Nebenzya. Acusó a los gobiernos y medios occidentales de "distorsionar y manipular" los hechos, difundir "mentiras" y repitió las mismas palabras con las que el presidente Vladimir Putin anunció los ataques el jueves pasado y su denuncia de un "genocidio" en el conflicto separatista que desde hace ocho años las Fuerzas Armadas ucranianas y milicias pro rusas pelean en el este del país, cerca de la frontera con Rusia. "Por eso, es necesario desmilitarizar y desnazificar Ucrania".
La ONU, que sí denunció crímenes de guerra y violaciones de los derechos humanos en ambos lados de esta guerra separatista, no ha encontrado rastros de un genocidio, como si lo ha denunciado en otros conflictos del mundo en las últimas décadas.