A diferencia de otros países donde el candidato más votado se convierte en presidente, el sistema electoral de Estados Unidos utiliza el Colegio Electoral. En este modelo, los votantes eligen a los electores de su estado, quienes luego emiten los votos decisivos en función de los resultados en cada región.
Esto significa que el candidato que recibe la mayoría de los votos populares a nivel nacional no necesariamente se convierte en presidente. En 2024, como en elecciones anteriores, este sistema vuelve a tomar protagonismo en una contienda donde cada voto cuenta, pero de una forma indirecta y única en su estructura.
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¿Cómo trabaja el Colegio Electoral en Estados Unidos?
El Colegio Electoral asigna un número de electores a cada estado, basado en su población, los cuales equivalen a los escaños en el Congreso: dos senadores y una cantidad de representantes proporcional a su población. Así, el estado más grande, California, cuenta con 55 votos electorales, mientras que estados pequeños como Vermont solo tienen tres.
Para ganar la presidencia, un candidato debe sumar al menos 270 de los 538 votos electorales en juego. Este sistema tiende a focalizar la campaña en estados clave como Florida, Pensilvania y Michigan, donde los resultados son históricamente ajustados y pueden inclinar el balance final.
Otra peculiaridad del sistema es que casi todos los estados, con excepción de Maine y Nebraska, aplican la regla de "ganador se lleva todo". Esto significa que el candidato que gane el voto popular en un estado se lleva todos los votos electorales asignados a ese estado. Por ejemplo, si un candidato gana el 51% de los votos en Texas, obtiene los 38 votos electorales del estado, sin importar que el otro candidato haya obtenido un 49% de apoyo.
Voto colegiado: qué controversias provoca
Este sistema ha generado controversia, ya que permite que candidatos con menor apoyo nacional, pero victorias en estados clave, ganen las elecciones. Esto ocurrió en 2016 cuando Donald Trump fue elegido presidente, a pesar de recibir menos votos populares que Hillary Clinton.
Además, el Colegio Electoral responde a la intención original de los fundadores de Estados Unidos de equilibrar el poder entre estados grandes y pequeños, y evitar que solo las áreas urbanas definan el resultado electoral. Sin embargo, este modelo ha enfrentado críticas, ya que muchos consideran que no refleja la voluntad de la mayoría.
En 2024, la relevancia del Colegio Electoral persiste y obliga a los candidatos a ajustar sus campañas para asegurar la victoria en los estados con mayor peso electoral, más que en el total del voto popular.
En conclusión, el modelo del Colegio Electoral hace que la elección presidencial en Estados Unidos dependa de una estrategia enfocada en obtener los votos decisivos en ciertos estados, no de la cantidad total de votos a nivel nacional. Esta realidad ha generado debates sobre la representatividad del sistema, aunque continúa siendo la norma en una de las democracias más grandes del mundo.