El primer ministro británico, Keir Starmer, prometió el jueves presentar un plan de 10 años para arreglar el Servicio Nacional de Salud (NHS), afirmando que no habrá más dinero si no se reforma un sistema que, según un informe independiente, se encuentra en estado crítico.
El NHS, gestionado por el Estado, se encuentra en crisis y ha sufrido uno de los inviernos más duros de los últimos años, luchando por recuperarse de los efectos del COVID-19, los largos retrasos en los procedimientos electivos y las huelgas.
Starmer, cuyo Partido Laborista obtuvo una aplastante victoria en las elecciones de julio, afirmó que el NHS necesita "una cirugía mayor, no soluciones de parcheo" para hacer frente a los crecientes costos de atender a una población que envejece sin subir los impuestos.
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"Los trabajadores no pueden permitirse pagar más, así que hay que reformar o morir", dijo Starmer, añadiendo que sabe que los cambios no serán universalmente populares.
"Sólo una reforma fundamental y un plan a largo plazo pueden dar la vuelta al NHS y construir una sociedad sana. No será fácil ni rápido. Hará falta un plan a 10 años", señaló.
Ofreció pocos detalles sobre el plan, o sobre cuándo se dará a conocer un anteproyecto concreto.
Starmer ha dicho que el anterior gobierno conservador "quebró el NHS", parte de una herencia que describe como una de las peores en todos los ámbitos, desde las prisiones a la inmigración.
El demoledor informe de Ara Darzi, cirujano que forma parte de la Cámara de los Lores, concluye que el NHS entró en la pandemia de COVID-19 en 2020 con una capacidad de resistencia "en mínimos históricos", debido a la falta de inversión y a una confusa reorganización desde arriba en la década anterior.
(Editado en español por Carlos Serrano)