Cuando unos ladrones robaron tres toneladas de ostras al criador de mariscos francés Christophe Guinot, se le ocurrió una solución: incluir notas secretas dentro de las conchas para ayudar a la policía a localizar a los ladrones.
Desde que Guinot implementó el método en 2016, dice que no ha habido nuevos robos de ostras en su granja. "Ha tenido un efecto disuasorio", dijo a Reuters el hombre de 60 años de Leucate, en el sur de Francia.
Las ostras son lucrativas: en el célebre restaurante Chez Françoise en el centro de París, un plato de seis ostras de alta calidad cuesta 24 euros (27 dólares). La demanda es mayor durante el período festivo, también el momento de actividad álgida para los ladrones.
Guinot cría ostras en una laguna costera cerca de la frontera de Francia con España. Los mariscos se crían en jaulas, unidas por cables a un marco de metal que evita que se vayan a la deriva. Los ladrones llevan un bote a las jaulas y las sacan del agua.
La solución de Guinot: tome una concha de ostra vacía, inserte una pequeña nota enrollada, pegue la concha y colóquela en la jaula. La nota le dice a quien abre la concha que ha ganado su propio peso en ostras y lo invita a llamar para reclamar su premio.
Cualquiera que reclame su premio podría ser interrogado para determinar dónde se compraron las ostras, y si no corresponde a un lugar abastecido por Guinot, esto podría poner a la policía en la pista de los ladrones.
Compañeros productores de la zona siguieron su ejemplo y también plantaron notas entre sus ostras. Hasta ahora nadie ha reclamado el premio al propio Guinot, aunque algunos han sido solicitados en granjas vecinas, dijo. En al menos algunos casos, a los ganadores se les vendieron ostras robadas y se alertó a la policía.
Se ha corrido la voz y la idea parece haber creado un efecto disuasorio: después de 19 robos de ostras en la zona en 2017, no hubo ninguno en 2020, según el Ministerio del Interior francés.
(1 dólar = 0,8861 euros)
Con información de Reuters