La mitad de los moldavos votó "sí" en el referéndum celebrado el domingo sobre las aspiraciones del país a ingresar en la UE, según los primeros resultados, que sitúan a la pequeña nación, dividida entre Oriente y Occidente, en la senda de la adhesión al mercado único, pese a las presiones de Rusia.
A las 0300 GMT del lunes, con el 97,66% de los votos escrutados, el 50% de los moldavos había votado "sí", según los resultados ofrecidos en la página web de la Comisión Electoral Central de Moldavia.
Sin embargo, el resultado final seguía en el aire. Horas antes, los resultados parciales mostraban que el 57% no estaba dispuesto a comprometerse a la adhesión a la UE.
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Según los analistas, los votos de la diáspora, mayoritariamente favorable a la UE, se contabilizaron hacia el final, lo que dio a la campaña del "sí" un impulso de última hora.
Aunque dista mucho de ser un gran éxito, los resultados favorecen a la actual presidenta, Maia Sandu, partidaria de la UE, que se presentaba a las elecciones del domingo para renovar su mandato. A primera hora del lunes, contaba con el 41,91% de los votos y el 97,7% escrutado.
El referéndum y la votación presidencial se consideran para Moldavia una prueba de su voluntad nacional, profundamente dividida entre mantener vínculos estrechos con Rusia o embarcarse en el proceso potencialmente largo de adhesión a la Unión Europea.
El principal rival de Sandu en las elecciones presidenciales, el ex fiscal general Alexandr Stoianoglo, obtuvo el 26,32% de los votos, lo que prepara el terreno para una segunda vuelta el 3 de noviembre en esta nación exsoviética del sureste de Europa, una de las más pobres del continente.
Si ningún candidato supera el 50% de los votos, se celebrará una segunda vuelta.
En una declaración a los moldavos, Sandu afirmó a última hora del domingo que había "pruebas claras" de que grupos criminales, en colaboración con fuerzas extranjeras hostiles a los intereses de Moldavia, intentaron comprar 300.000 votos, algo que calificó de "fraude de una magnitud sin precedentes".
"Su objetivo era socavar un proceso democrático. Su intención era sembrar el miedo y el pánico en la sociedad (...). Estamos esperando los resultados definitivos y responderemos con decisiones firmes", dijo.
El periodo previo a la votación se vio eclipsado por una serie de acusaciones de injerencia en las elecciones por parte del magnate fugitivo Ilan Shor, que vive en Rusia. Moscú negó haber interferido, mientras que Shor negó que haya habido irregularidades.
A principios de mes, la policía moldava acusó a Shor, condenado en ausencia a pena de cárcel por fraude y robo, de intentar sobornar a una red de al menos 130.000 votantes para que votaran "no" y apoyaran a "nuestro candidato" en las elecciones.
Shor se ha ofrecido abiertamente en las redes sociales a pagar a moldavos para que convenzan a otros de votar de una determinada manera y ha dicho que es un uso legítimo de su dinero.
En las primeras horas del lunes, dijo que los moldavos habían votado en contra del referéndum.
"Hoy os felicito, habéis perdido la batalla", añadió, dirigiéndose a Sandu simplemente como Maia.
En vísperas de la votación, las autoridades moldavas retiraron recursos en línea que, según ellas, albergaban desinformación, anunciaron que habían descubierto un programa en Rusia para entrenar a moldavos a organizar disturbios masivos y abrieron causas penales contra aliados de Shor.
Con información de Reuters