Alemania se dispone a celebrar nuevas elecciones el 23 de febrero, casi tres meses después de la ruptura de la coalición del Gobierno del canciller Olaf Scholz y después de que fuentes dijeran el martes que los socialdemócratas, verdes y conservadores habían llegado a un acuerdo sobre el calendario.
Los partidos de la oposición querían que la votación se celebrara en enero, advirtiendo que Alemania corría el riesgo de quedarse sin timón en un momento de crisis económica y cuando la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos plantea nuevos retos diplomáticos.
Sin embargo, Scholz advirtió de que la votación de enero, originalmente deseada por Friedrich Merz, líder de la oposición conservadora, sobrecargaría a las autoridades electorales durante la temporada del invierno boreal, con vacaciones —y virus—, y correría el riesgo de dejar a los partidos sin preparación.
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"Es importante que tengamos nuevas elecciones lo antes posible", dijo a la televisión pública Carsten Linnemann, secretario general de los democristianos de Merz, antes de que se conociera la fecha.
Para propiciar unas nuevas elecciones, Scholz debe convocar y perder una moción de confianza en el Parlamento.
El momento de la votación de confianza sigue abierto, aunque los medios de comunicación locales dijeron que podría producirse a mediados de diciembre.
Scholz, que por ahora dirige un Gobierno en minoría con el respaldo de Los Verdes, espera asegurarse el suficiente apoyo de la oposición para aprobar leyes que protejan al Tribunal Constitucional de la extrema derecha y financien a Ucrania antes de dejar el cargo.
Su Gobierno se derrumbó tras meses de disputas entre los dos partidos restantes y su antiguo socio de coalición, los neoliberales Demócratas Libres, que exigían recortes de gastos a una escala que sus socios de izquierdas no estaban dispuestos a aceptar.
Con información de Reuters