La cantante y compositora Luz Matas, actual integrante del Coro Polifónico Nacional, estrenará el sábado en la sala porteña Rondeman Abasto su reciente álbum debut de pulso latinoamericano y popular "Ay de mí" donde, advierte, "de alguna manera habla de nuestra historia como pueblo con sus dolores, pérdidas y luchas".
Sobre esa propuesta plasmada en el material continuador de un ep de homenaje a Violeta Parra que publicó en 2019, Matas indica a Télam que "es necesario como identidad seguir cantándonos, nombrándonos y difundiendo nuestra música que es tan compleja, tan maravillosa y con tanta historia".
La propuesta de "Ay de mí" que el sábado desde las 20.30 podrá apreciarse en la sala sita en Lavalle 3177, tiene la particularidad de estar sostenida por composiciones de mujeres, entre ellas, Violeta Parra, Chabuca Granda, Lhasa de Sela, María Elena Walsh, Leda Valladares, Hilda Herrera, Eladia Blázquez y propias.
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Formada en música académica en la Universidad Nacional de las Artes y en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y en música popular latinoamericana en la Universidad Nacional de San Martín, Luz reunió para este registro al grupo integrado por Santiago Torricelli en piano, Karmen Rencar en cello, Diana Arias en contrabajo y Mariana Mariñelarena en percusión y, además, sumó aportes de
Agustín Lumerman en percusión, Julieta Bril en violín y La Ferni en voz.
Télam: ¿Cuánto te influyó la irrupción social y política de los feminismos para decidir que el repertorio esté construido a partir de composiciones de artistas mujeres?
Luz Matas: Me influyó en un 100%. Mi militancia con respecto al feminismo es sin duda a través de la música y a través de las poesías que he decidido leer y cantar en cada en cada recital y en este disco. Fue el motivo directo por el cual elegí minuciosamente el repertorio, con una intención política de que sean todas mujeres latinoamericanas para nombrarnos y visibilizarnos. Desde el momento en el cual empiezo a mirar el mundo con los anteojos del feminismo y empiezo a tener conciencia de la falta de representaciones, la desigualdad en materia de derechos, esto se traduce a mi manera de vincularme con mis amistades y con mi familia. También eso se impacta en mi quehacer musical con un compromiso con el decir. Una necesidad de poner un granito de arena en cambiar algo, originar una emoción que nos despierte.
T: ¿Cómo describirías tu tránsito de la formación académica a la música popular?
LM: Por mucho tiempo pude abarcar ambos géneros y mientras cantaba en el Colón también tenía mi proyecto solista en música popular. A lo largo de los meses comenzó a interpelarme la necesidad de poder nombrar y cantar nuestros paisajes, una conexión mucho más profunda con nuestra música. Sin duda, una de las diferencias más notables entre un género y otro, es la estructura, la solemnidad en la música académica mientras que en la expresión popular hay mayor lugar para el juego, el disfrute y una búsqueda más personal e identitaria. Pero algo que no puedo negar son todas las herramientas que la música académica me ha dado y me sigue dando desde lo técnico, desde lo musical y lo vocal. Hablando específicamente de la voz, si hay algo que tiene el canto lírico es mucha exigencia sobre el instrumento y te lleva a lugares que te parecen, a priori, "imposibles" por la dificultad técnica que conllevan. Me ha dado y me sigue dando un autoconocimiento de mi voz que agradezco. Pero entiendo que soy un todo, de ese recorrido a mis influencias.
T: ¿Cómo continúa el camino de "Ay de mí" y tus propias búsquedas?
LM: Llevar a cabo la presentación de un disco dentro de un proyecto autogestivo es muy difícil y requiere un esfuerzo económico muy grande. Pero además tengo un dúo con la guitarrista Florencia Knoblovitz donde combinamos repertorio de músicas latinoamericanas con lecturas feministas de Nayla Beltrán, Simone de Beauvoir, Alejandra Pizarnik y Alfonsina Storni y juntas tocaremos el jueves 22 de junio en la Universidad Nacional de las Artes y el 9 de julio en Giuffra.
Con información de Télam