(Por Hugo F. Sánchez) La relación amorosa entre un estudiante de arquitectura y una chica que cuida a una anciana, con la ciudad como un protagonista más de la historia, es el eje de Los paseos de Esteban Tabacznik, que se estrena hoy en el Complejo Gaumont y desde el 17 de febrero se podrá ver en la plataforma Puentes de Cine.
Luego de dirigir el documental Estoy acá (Mangui Fi), junto a Juan Manuel Bramuglia, Tabacznik cuenta en su primera ficción una historia de amor marcada por la diferencia de clases entre Diego (Sergio Mayorquín ), un errático estudiante de clase media y Belén (Camila Peralta), una chica paraguaya que cuida a Eva (Rosa Marco), una señora mayor, mientras estudia cocina y francés para convertirse en chef.
La deriva y la indecisión del joven estudiante contrastan con la determinación de la chica y esa diferencia, tiene que ver con lo que llamamos el pasaje de la juventud a la adultez o madurez, describe el director en comunicación con Télam.
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Me parecía interesante el cruce de los dos protagonistas, porque para Belén ese proceso se dio antes o nunca hubo realmente un espacio para ello -explica- la diferencia de clases se ve muy fuertemente en la relación que tenemos con las ambiciones personales.
Télam: ¿Cuál fue la motivación para centrar tu primera ficción en una historia de amor?
Esteban Tabacznik: Está inspirada en una historia personal. Yo hice durante un tiempo el mismo trabajo que Diego, el protagonista, y tuve una relación con la chica que cuidaba a una señora y esa historia siempre me quedó dando vueltas con un cierto sinsabor y descontento lleno de interrogantes. Los paseos parte de ahí y obviamente fue mutando y adquiriendo otros elementos a lo largo del proceso.
T: La película comprende un periodo en la vida de un joven de clase media sin rumbo definido pero que, a la vez, se encuentra con otros mundos posibles. ¿Ese es el centro del relato de lo que querías contar?
ET: En parte creo que sí. Pero también hay algo en relación a la fantasía y cómo esta nos hace relacionarnos con el mundo que nos rodea. Hay un punto en donde resulta encantadora y otro, en donde nos aleja de la realidad y no hace más que llenarnos de frustraciones y creo que algo de esto tiene que ver con lo que llamamos el pasaje de la juventud a la adultez o madurez.
T: Los paseos cuenta una historia de amor en progreso pero destinado al fracaso. ¿Las clases sociales diferentes de los protagonistas determinan ese desenlace?
ET: Creo, o al menos esa fue la intención, que la película no tiene un final completamente cerrado. Pero sí me interesaba indagar en qué radican las diferencias de clase social más allá del aspecto material. Hay un orgullo de clase en Diego que le hace doblemente hostil su situación y entonces, esas frustraciones producidas por su choque con una realidad muy lejana a la de su fantasía, se le vuelven más pesadas. En esas fantasías veo algo de mandato de clase. Viéndolo desde esta perspectiva, sí, la diferencia de clases incide en la historia de Diego y Belén.
T ¿Cómo se conjuga la ciudad, que es un protagonista más del relato, con la historia que querías contar?
ET: Es el escenario en el que transcurre la historia y también, lo que une a los tres personajes principales. Pero es también lo que quedó de un viejo anhelo aún presente que es una ciudad construida pensando siempre en parecerse a otras. En parte también por eso decidimos filmarla principalmente desde el auto, porque así Buenos Aires parece como una película que pasa delante de nuestros ojos, volviéndose cercana y distante a la vez. Pienso que esta ciudad se construyó con la nostalgia de los inmigrantes y el desprecio digno de los colonizadores, en tensión con una realidad que se le resiste. Esto es algo que todavía nos atraviesa y nos identifica. Y esa característica está presente en la historia de amor de los personajes. Por eso aparece la arquitectura como símbolo de lo social y, en medio, estas dos individualidades que de algún modo, desafían esa batalla en la que están inmersos y que llamamos Buenos Aires.
T: Entre otros elementos, la puesta tiene una ópera del siglo XVlll, textos de André Bretón y fragmentos de la opera prima del cineasta portugués Paulo Rocha. ¿Cómo fue el armado de la puesta? ¿querías significar algo así como el imaginario de la clase media ilustrada porteña?
ET: Claro, un imaginario poblado por imágenes extranjeras, más precisamente europeas. Pero quería que esos materiales, más allá de ilustrar ese imaginario y funcionar como notas al pie de la relación, interactuaran con los protagonistas y tuvieran una progresión. Diego intenta acercarse a Belén desde ese lugar y veo algo muy amoroso en ese gesto que se torna violento cuando él no recibe lo que esperaba. Por eso los créditos finales están acompañados un género musical característico de Paraguay como la guarania, como si ese mundo ligado a Belén hubiera quedado marginado y ella, a pesar de todo, continuara encerrada en sí misma, con cierta desconfianza y escondiendo su voz.
Con información de Télam