(Por Hernani Natale) Con una natural amalgama entre futuristas sonidos electrónicos y su reconocido estilo heredero de la ortodoxia rockera, el guitarrista Joe Satriani logra plasmar de manera cabal en su nuevo disco The Elephants of Mars su mirada del futuro sin desechar los grandes sonidos del pasado, tal como él mismo lo manifestó en una entrevista con Télam.
"Somos seres humanos y no podemos escapar del círculo de la vida y ser ajenos a lo que pasa a nuestro alrededor. Pero pienso que la mente del artista es tan poderosa que puede interpretar lo que pasa a nuestro alrededor, dando una mirada hacia donde creemos que debemos ir. Pero también volviendo al pasado para revisar las cosas que no deberían perderse", manifestó el músico al reflexionar sobre su propia evolución musical a lo largo de los años.
Para luego concluir: "Lo que puedo hacer entonces en `The Elephants of Mars´ es mirar al futuro, pensar en él, pero también rescatar sonidos del pasado y decir `esto suena bien, son cosas maravillosas, no deberíamos desecharlo´".
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En efecto, la sensación que deja esta placa al primer contacto es como la de estar escuchando el familiar sonido de guitarra distorsionada en una suerte de mundo post-apocalíptico, como si se tratara de un legado cultural que ha logrado sobrevivir.
Pero más allá de esto, la realidad es que el presente del virtuoso guitarrista efectivamente da cuenta de una notable evolución personal, a partir de un aggiornarmiento a los nuevos tiempos sin perder de vista el lugar desde donde partió.
Si bien Satriani se sentó desde los ´80 en la mesa de los grandes guitarristas clásicos del rock, a partir de su veloz estilo y su excelso manejo de prácticamente toda las técnicas interpretativas conocidas; desde hace varios años comenzó a mostrar un manejo de otros recursos, que le dio nuevos aires a su música.
El hombre que incluso llegó a despertar críticas con su proyecto G3 (que lo unió a Steve Vai y Eric Johnson -este último muchas veces reemplazado por otros célebres guitarristas-), por el exceso de acrobáticas performances; con el correr de los años fue logrando un equilibrio que dotó de mayor musicalidad a sus creaciones.
Aunque aún mantiene en estado latente a esta cofradía de guitarristas y a Chickenfoot, el súper grupo que integra con los exVan Halen Sammy Haggar y Michael Anthony, y el baterista de Red Hot Chili Peppers, Chad Smith; Satriani eligió en sus últimos discos espacios de exploraciones sonora y estilísticas. Claro que todo ello sin perder su esencia.
Con la excusa de la edición de su nuevo disco, el guitarrista conversó vía zoom con esta agencia, en una charla en la que brindó precisiones sobre este nuevo trabajo; recordó cómo la muerte de Jimi Hendrix fue determinante para ser guitarrista y reflexionó sobre la manera en que fue incorporando nuevos elementos a su música, entre otras cuestiones.
Télam: ¿Hay alguna idea conceptual que haya regido el proceso creativo de "The Elephants of Mars"?
Joe Satriani: Es un disco que empezó sin ninguna intención particular más que escribir mis mejores composiciones, mis mejores arreglos y tocar mejor que nunca. Ese es siempre mi principal objetivo. Cerca del final del álbum, se volvió obvio para mí que la canción llamada "The Elephants of Mars" era la mejor candidata para titular el álbum y para representar todo el disco, porque hay muchas historias ahí, diferentes estilos en las performances. Hubo un sonido en esa canción que me recordó a un alien o un elefante, entonces creé una historia de ciencia ficción sobre el futuro, cuando los humanos conquistan marte y crean una raza de elefantes gigantes inteligentes, que pueden comunicarse con los humanos. Entonces deciden crear un planeta libre de males, libre de corporaciones que les sacan sus recursos. Esa es la historia que inventé para contar con este disco.
T: En el disco aparecen diversos estilos pero también hay una buena combinación de sonidos electrónicos y analógicos. ¿Cómo se dio eso?
JS: Quería asegurarme de no usar algún estilo que ya estuviera influenciada por otra canción. Quería que cada canción fuera como una entidad secreta en sí misma. Grabé el disco anterior en una forma tradicional, con una banda tradicional, en un estudio tradicional, y esa es una excelente fórmula cuando buscás sonidos del pasado; pero esta vez quería empezar fresco, con todo nuevo, crear algo que produjera impacto. Por eso cada canción está trabajada de manera distinta y de la mejor manera posible.
T: A través de los años fuiste logrando un mejor manejo de climas respecto a tus inicios. ¿Lo percibís de esa manera? ¿Sos consciente de eso?
JS: Realmente es fácil trabajar en la industria de la música cuando tenés más experiencia, cuando la gente te conoce y confía más en tus habilidades musicales. Yo me hice conocido en los ´80, obtuve álbum de platino, en fin, no podía parar esa locura. Pero también tuve la suerte de trabajar con gente increíble como Deep Purple y Chickenfoot, y pude agrandar mi círculo. Cuando empecé era yo solo, pero ahora tengo amigos, ingenieros, productores de muchos años, mi hijo hace filmes y videos conmigo. En fin, mi círculo ha crecido y creo que eso hace que pueda disfrutar de mucha más música y arte. Eso da otras perspectivas y otras herramientas.
T: La velocidad como característica en tu manera de tocar, ¿la considerás una consecuencia del ritmo de vida moderno en las ciudades o, a la inversa, consciente de ello intentaste transmitir esa percepción con tu guitarra?
JS: Creo que ambas. Cada música no puede escapar a su generación. Hay una música que escuchás a determinada edad que pasa a formar parte de tu ADN. Intelectualmente, uno puede desarrollar otras ideas, pero física y emocionalmente te sentís más cómodo cuando escuches ese sonido. Somos seres humanos y no podemos escapar del círculo de la vida y ser ajenos a lo que pasa a nuestro alrededor. Pero pienso que la mente del artista es tan poderosa que puede interpretar lo que pasa a nuestro alrededor, dando una mirada hacia donde creemos que debemos ir. Pero también volviendo al pasado para revisar las cosas que no deberían perderse. Por ejemplo, si tocás blues, si los fans no escuchan en vos ese sonido de hace 50 años, si no podés sonar como B.B. King, Albert King o Muddy Waters no confiarán en vos como un auténtico blusero. Copiar es una manera de mantener un estilo. Lo que puedo hacer entonces en "The Elephants of Mars" es mirar al futuro, pensar en él, pero también rescatar sonidos del pasado y decir "esto suena bien, son cosas maravillosas, no deberíamos desecharlo".
T: Entiendo que, en tu caso, Jimi Hendrix y Eddie Van Halen son responsables de esa música que está en tu ADN, ¿verdad?
JS: Empecé a escuchar la música de mis hermanos mayores, Led Zeppelin, Cream, The Who, Beatles, Stones, pero Jimi Hendrix era mi favorito, me volví su fan. Quedé devastado con su muerte, así que ese día definitivamente decidí dejar el football y dedicar mi vida a tocar la guitarra eléctrica. Y también me volví muy fan de Eddie, de la manera en que tocaba, en que escribía, en que usaba la guitarra. Tenía un gran timing, grandes ideas armónicas y una gran performance física, que es parte del rock también. Él tenía todos esos elementos. Somos de la misma generación así que cuando apareció dije: "Bien, alquien está poniendo todo eso junto de una manera fantástica". Siempre me pareció excitante su música y su manera de tocar. No puedo tocar todas sus músicas pero sí la mayoría de ellas (risas).
Con información de Télam