Argentina dio un paso crucial en la concesión de la estratégica Hidrovía Paraná-Paraguay al lanzar (de nuevo) el pliego de licitación para su operación y mantenimiento. Se trata de un negocio de gran envergadura que estima ingresos anuales de aproximadamente U$S 300 millones, posicionándose como uno de los proyectos de infraestructura más importantes del país en la actualidad. Sin embargo y como venía reclamando Estados Unidos, el gobierno de Javier Milei incluyó una cláusula de exclusión para que empresas chinas puedan intervenir del proceso.
La licitación para uno de los corredores de transporte fluvial más vitales para el comercio exterior argentino estableció condiciones claras que, de forma indirecta pero determinante, excluyen la participación de empresas de control estatal extranjero. El pliego especifica que no podrán ser oferentes aquellas entidades legales cuyo control, directo o indirecto, recaiga en Estados soberanos o sus agencias. Esta cláusula apunta de manera directa a limitar la competencia de compañías como la china CCCC (China Communications Construction Company), que había mostrado interés en el proyecto.
La decisión de imponer esta restricción busca, según fuentes del sector, asegurar que la operación de la Hidrovía quede en manos de empresas con un modelo de gestión privado y con un enfoque puramente comercial (y aceptable para Estados Unidos). La experiencia previa con concesiones de infraestructura y la necesidad de garantizar la transparencia y la eficiencia en la gestión de un corredor clave para la exportación de granos y otras mercancías, parecen haber sido factores determinantes para la inclusión de esta cláusula.
El proyecto de la Hidrovía es fundamental para la competitividad de la producción agropecuaria, ya que su uso estratégico reduciría significativamente los costos logísticos al permitir la navegación de buques de mayor calado. La licitación lanzada por el gobierno nacional es, por lo tanto, puede ser un hito que definirá el futuro de la navegación fluvial en la región y la integración de Argentina al comercio internacional. Por supuesto, el Estado nacional se ve excluido de este proyecto.
Ahora, las empresas interesadas deberán revisar detenidamente los términos del pliego y preparar sus ofertas, teniendo en cuenta las restricciones impuestas, que sin duda reconfiguran el panorama de posibles competidores para esta lucrativa concesión. La exclusión de actores estatales extranjeros abre la puerta a consorcios privados y a empresas con experiencia demostrada en la gestión de obras de gran escala y complejidad.
MÁS INFO
Qué es la hidrovía y el respaldo del sector empresarial
La Vía Navegable Troncal (VNT) forma parte del Sistema Navegable Integral que se desarrolla desde Puerto Cáceres, en el estado brasileño de Mato Grosso, y recorre Bolivia, Paraguay y Argentina —con tramos que también involucran a Uruguay— hasta desembocar en el Río de la Plata.
Con una longitud total de 3.681 kilómetros, se destaca como una de las rutas fluviales naturales más extensas del planeta. En el caso argentino, la hidrovía constituye una infraestructura clave, ya que vincula los puertos y terminales del río Paraná y del Río de la Plata con el océano Atlántico, consolidándose como un eje central para el comercio exterior y la logística de la región.
Si se toma el tramo que va desde el océano hasta Buenos Aires, considerado kilómetro cero, y desde allí hasta la zona de la Confluencia, la extensión bajo jurisdicción argentina alcanza los 1.477 kilómetros.
En este contexto, las principales entidades que agrupan a los usuarios de la hidrovía —entre ellas la Unión Industrial Argentina (UIA), la Bolsa de Comercio de Rosario, CIARA–CEC, la Cámara de Puertos Privados Comerciales y la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas— manifestaron su apoyo al avance del proceso de licitación de la Vía Navegable Troncal.
