Esta semana, el kilómetro 103 de la Ruta 9 fue protagonista de la manifestación de trabajadores despedidos que estaban dedicados a la construcción del proyecto nuclear CAREM-25. Mientras en el Gobierno niegan una paralización, especializados en el proyecto afirmaron que hay una política de desfinanciamiento deliberado por parte de la administración de Javier Milei. El reactor podría aumentar el abastecimiento energético de los hogares, ubicar al país a la vanguardia atómica a nivel mundial y generar exportaciones por casi 3.000 millones de dólares.
La Central Argentina de Elementos Modulares (Carem) es el primer reactor de potencia de diseño y construcción completamente argentino, enmarcado en el proyecto de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), y está emplazado en un predio ubicado en el Complejo Nuclear Atucha, cerca de la localidad bonaerense de Lima. De acuerdo a los cálculos de la gestión anterior, se preveía el fin de la etapa de construcción y el comienzo del montaje electromecánico para finales de 2024 o principios de 2025.
Se trata de una central nucleoeléctrica más pequeña que las tradicionales y su principal objetivo es generar electricidad. Hacia el futuro, esta clase de reactores se presentan como una de las principales opciones para la generación eléctrica de base, capaz de brindar grandes volúmenes de energía pero sin emisión de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, aspecto fundamental en el proceso de transición energética que el mundo afronta para sustituir las fuentes de generación de energía basadas en los combustibles fósiles, principalmente, el carbón, gas y petróleo).
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Entre el ajuste y la pérdida de oportunidades
Hasta ahora, se registraron 140 cesantías de personal encuadrado en la UOCRA y otros 31 encuadrados a UECARA, el sindicato que representa a los supervisores. La CNEA que conduce Germán Lavalle informó que la obra "continúa y no se ha detenido", y que como "el proyecto está en una avanzada etapa de construcción, los contratos asociados a tareas específicas están finalizando". En este sentido, "la baja registrada en diversos contratos se debe al avance y finalización de la obra civil", agregó la CNEA.
"La revisión de ingeniería que se realizó muestra que, siendo un proyecto innovador, hay elementos para profundizar y probar. Son componentes nuevos y habrá que testearlos en condiciones de operación al momento de ser incorporados al reactor. Como todo proyecto de tecnología de gran escala, el Carem requerirá de nuevos fondos en el futuro", especificó el documento. A contramano, la Junta Interna de ATE en la Comisión Nacional de Energía Atómica había denunciado que la nueva gerencia decidió no seguir avanzando en la construcción civil, frenando la obra casi por completo.
Este parálisis "la justifican con la excusa de que van a a hacer foco en los problemas de ingeniería del proyecto", remarcó ATE, y apuntó que aunque "estos problemas existen, se estaban abordando y se tienen que resolver, pero el parate de la obra es producto del brutal ajuste que está realizando el gobierno de Milei y ejecutando las autoridades del CNEA".
Rodolfo Kempf es investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica, especialista en combustibles nucleares y miembro de la conducción de ATE. En diálogo con El Destape, soslayó que "la revisión de ingeniería es un eufemismo, como la auditoría a movimientos sociales para sacarles alimentos". Según su mirada, el objetivo es "paralizar el desarrollo de tareas e ingeniería, cuyo diseño está consolidado", y subrayó que "la obra civil está avanzada, pero no terminada".
"La obra civil está a un 70%. Se avanzó mucho en los últimos periodos pero aún falta, y justamente despiden a trabajadores calificados de la construcción de la obra civil", señaló Kempf. Los trabajadores denunciaron el freno total del proyecto, tal como pasó con la nueva planta de uranio que iba a montarse en Formosa. El Carem es un caso mucho más grave porque tiene en su origen en la propulsión naval -factor geopolítico de enorme peso- y los pequeños reactores modulares son de vanguardia en el mundo.
Sobre este último punto, fuentes cercanas al proyecto piensan que la parálisis de la obra pone en juego la iniciativa del gobierno de alinearse a los intereses de la OTAN y Estados Unidos, en particular. Hay proyectos en el mundo, pero ninguno como el argentino. Actualmente se percibe un reverdecer de la energía nuclear en función de generar energía mitigando gases de efecto invernadero. Concretamente, diversos especialistas en materia energética aconsejan la combinación de energía nuclear con energías renovables que descarbonicen la matriz.
La importancia del Carem en la vida cotidiana y los dólares que podría traer a la Argentina
Para la opinión pública, proyectos de esta naturaleza no suelen representar una problemática tan importante debido a una presunta falta de conexión con la vida cotidiana. Pero no es el caso del Carem, que podría robustecer el abastecimiento de producción eléctrica destinado al consumo domiciliario e industrial en un momento donde se esperan cortes de luz masivos en el verano por la falta de generación de energía. De hecho, durante el gobierno de Alberto Fernández se proyectaba la idea de que el reactor pueda ser exportado. La magnitud de la venta de un reactor, según especialistas, cotizaría en aproximadamente en los 2.800 millones de dólares.
Por su menor tamaño y potencia, la simpleza relativa de su diseño y su capacidad para ser construido en fábricas y luego transportarse hasta el sitio de emplazamiento para su instalación final, a estas obras se las denomina Small Modular Reactor (SMR). Además, cuentan con la ventaja de requerir un costo de capital inicial sensiblemente menor y de ofrecer una tasa de retorno de la inversión mucho más corta en términos de tiempo que los que requiere una central nuclear tradicional.
Partiendo del principio de que la principal función de las centrales nucleares es la generación de electricidad, este tipo de reactores más pequeños y versátiles permitirían incluso reforzar el abastecimiento eléctrico de zonas remotas o alejadas de los grandes centros urbanos. Esto permitiría avanzar en el diseño de pequeñas redes eléctricas localizadas, que pueden ser independientes al Sistema Interconectado Nacional.
Otros usos posibles son el abastecimiento eléctrico de polos industriales o fabriles, de plantas de desalinización de agua de mar o de producción de hidrógeno (instalaciones que demandan un alto y constante consumo eléctrico), y el aprovechamiento del calor residual para sistemas de calefacción.
La construcción y fabricación del Carem configura una ventana de oportunidad inmejorable para la Argentina, ya que posicionaría al país como uno de los máximos referentes mundiales del mercado de los SMR. La ventaja competitiva y estratégica posibilitaría ganar mercados y abrir las posibilidades de colocar este reactor en muchas regiones del mundo, abriendo un potencial mercado exportador de tecnología y alto valor agregado que podría representar varios miles de millones de dólares durante los próximos años. Estas estimaciones están avaladas por organismos internacionales especializados, como el Organismo Internacional de Energía Atómica (dependiente de las Naciones Unidas) o la Agencia Nuclear de Energía de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.