"Dejemos de invertir dinero del Estado en ciencia. Que eso lo hagan los privados". Tal, el credo del gobierno, pero a poco más de un año de gestión, ya hay un dato que sugiere que sin inversion pública en ciencia, difícilmente haya inversion privada: a pesar de que el sistema científico nacional está sufriendo un ataque sin precedente, por primera vez en dos décadas, en el primer semestre del año pasado se interrumpió el proceso de creación de empleo en Investigación y Desarrollo (I+D) en el sector privado.
Los datos surgen del relevamiento del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (OEDE) y fueron analizados por el equipo de Economía, Política y Ciencia (EPC) del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (Ciicti). La creación de puestos de I+D en el ámbito privado se había incrementado un 36,5% entre 2019 y 2023. Pero “En el segundo trimestre de 2024, por primera vez desde 2020 (pandemia mediante), se percibe una destrucción neta de empleo que, pese a ser pequeña y pudiendo ser contrarrestada en el segundo semestre del año, indica un cambio de signo en la dinámica del empleo privado en I+D –afirma el informe (que se puede leer completo en https://grupo-epc.com/informes/informe-de-situacion-id-privado-febrero-2025/)–. El sector creció aceleradamente hasta 2010, para pasar luego a un tramo de incremento moderado de nómina hasta 2020, momento a partir del cual tuvo alzas de doble dígito en 2021 y 2022, para posteriormente volver a presentar un alza menor en 2023. En caso de confirmarse la declinación, se tratará de la primera retracción en la serie desde 2002”.
Y no solo eso. De acuerdo con este análisis, también cayeron los salarios reales del personal dedicado a I+D en las compañías. Lo calculan en alrededor de un 4,4%. Si bien esa pérdida es menor que la que se registra en el sector público, implica también un cambio de tendencia después de un período en el que venían subiendo.
“Los datos del OEDE indican que los salarios de estos recursos humanos de alta calificación revierten cuatro años de moderadas subas hasta 2023 y declinan un 4,4% en promedio anual contra 2023, ubicándose 7 puntos por debajo de los valores de diciembre de 2015”, destacan los autores.
Cabe aclarar que esta medición de la OEDE incluye únicamente a las empresas que declaran que su actividad principal es la I+D, como algunas startups, compañías de estudios clínicos o de base tecnológica, un sector que creció mucho en los últimos veinte años. “No incluye a otras, como por ejemplo Tenaris, que fabrica tubos sin costura, cuya actividad principal es la siderurgia, pero que también emplea a personas que se dedican a eso –subraya Daniel Schteingart, curador de Argendata y director de Planificación Productiva en FundAR–. El exMinisterio de Ciencia y Tecnología registraba todas las empresas que hacían I+D en el país, la tuvieran o no como actividad principal. Techint está incluida en ese rubro, lo mismo que MercadoLibre, que es la compañía local que más invierte en I+D, la única que está entre las mil que más invierten en el mundo”.
Del total de la inversión local en investigación y desarrollo, el 61,8% es pública (0,34% del PBI en 2022); el 20% es privada (0,11% del PBI en 2022) y el resto, 18,2%, es inversión externa aplicada a I+D (0,10% del PBI en ese mismo año). En 2025, según estimaciones de EPC, si se cumple lo previsto en el Presupuesto y los pronósticos de inflación, la inversión de la Argentina en I+D podría llegar a su mínimo histórico: 0,1%.
Schteingart subraya que no existe una antinomia entre I+D pública y privada. “Se necesita mucho mayor porcentaje de privada que de pública, más o menos 70% vs. 30%. En la Argentina es más bien a la inversa –detalla–. Hace 50 o 60 años, el grueso de la I+D de los países desarrollados era pública. Ésta es muy importante para desarrollar la privada. Después la segunda va ganando protagonismo, lo cual no significa que la pública se retire en términos absolutos, sino que retrocede en términos relativos. Es un fenómeno que se conoce como crowding in. Un peso que se invierte en I+D pública tiene alta probabilidad de dar muchos pesos de I+D privada, es una ‘habilitante’, porque el sector público genera una serie de tecnologías sobre las cuales se monta el sector privado y produce cosas que son muy buenas”.
Por varias y diferentes razones, tanto la Argentina como el resto de los países de la región tienen bajo nivel de I+D privada relativa total. “Creer que porque baje la pública va a subir la privada es una pavada –comenta Schteingart–. Pero al mismo tiempo, una suba de la I+D pública no deriva necesariamente en una mayor privada. Uno necesita aumentar la pública, pero también generar incentivos y transformar una trama compleja para que la privada suba relativamente más rápido. Para que ocurra lo que sucedió en los países desarrollados en las últimas décadas. Si uno quiere complejizar el aparato productivo, no alcanza sólo con la I+D pública. Sin ir más lejos, la URSS tenía 4% del PBI de inversión en I+D, en su mayor parte pública. Tuvieron algún éxito tecnológico muy importante, pero no un uso bien aplicado a la producción. Ese es un ejemplo de que mucha I+D pública no necesariamente garantiza el desarrollo. Sin I+D pública, no se puede; mucha puede ayudar, pero no es garantía de éxito. Una buena inversión pública en ciencia no resuelve automáticamente todo lo demás, es bastante más complejo”.
En este sentido, el informe detalla que la Argentina se encuentra lejos de poder seguir la evolución de países como China, que en 1998 invertía el 0,35% en I+D privada (tres veces el porcentaje de la Argentina en aquel entonces), y ahora, 1,93% (17 veces el número argentino).
Cuatro sectores abarcan el 69% del empleo en el sector de I+D privado: software e informática, empresas de servicios I+D, farmacéuticas y servicios empresariales. El peso de las grandes empresas en el sector creció en las últimas dos décadas: pasó del 61% en 2003 a un 74,9% en 2023 del empleo privado total en I+D.
Según la última Encuesta sobre I+D del Sector Empresario Argentino (ESID), con datos de 2022, las empresas de capital extranjero realizaron el 64,9% de la inversión en I+D del sector privado. El 30,9% fue realizado por empresas de capitales nacionales y el 4,6% por empresas con participación accionaria estatal mayoritaria. La inversión de las privadas extranjeras es trece veces mayor que la de empresas nacionales. Y entre aquellas, el 10% tuvo a su cargo el 85,2% de la inversión. “La inversión promedio en el decil superior es 1600 veces superior a la realizada en el decil inferior”, señalan los investigadores.
Según los autores de este análisis, la Argentina se encuentra muy lejos del promedio OCDE y de la Unión Europea en inversion en I+D. Invierte 16 veces menos que el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y 35 veces menos que Corea del Sur. E incluso en este aspecto se encuentra muy por debajo de los valores de Brasil; especialmente en I+D privada, donde la Argentina es aventajada incluso por países como Colombia y Chile.