Semillero amarillo: el PRO apuesta a sus jóvenes para liderar las reformas post Milei

El partido busca consolidar nuevas figuras y fortalecer su identidad a través de la formación de jóvenes legisladores, quienes encabezarán las reformas que seguirán a las políticas impulsadas por La Libertad Avanza.

04 de diciembre, 2025 | 21.33

Con el objetivo de consolidar nuevas figuras y candidatos para las próximas elecciones, el PRO emprende la estratégica tarea de invitar a los jóvenes legisladores a trabajar en las reformas que seguirán a las políticas de primera generación impulsadas por el gobierno de La Libertad Avanza.

En un momento complejo para su identidad partidaria, el PRO apuesta a que los nuevos cuadros del bloque en el Congreso desarrollen una agenda específica y se posicionen como referentes en áreas vinculadas al programa que le sucederá a las reformas iniciales promovidas por Javier Milei.

En el bloque de Diputados, el partido buscará destacar y posicionar a los legisladores más jóvenes como parte de la renovación del espacio amarillo mientras que, en paralelo, apuesta por la formación de las nuevas camadas.

Según el último informe de la Fundación Pensar, desde el macrismo no sólo se consideran necesarias las reformas laboral, tributaria y previsional – las dos primeras anunciadas por el gobierno, y la tercera un tanto dilatada -, sino también una institucional. Esta última es uno de los diferenciales que el PRO quiere destacar en la reconstrucción de su identidad.

Los puntos destacados de esta propuesta incluyen la discusión sobre las reelecciones - especialmente las indefinidas en los ámbitos provincial, municipal, legislativo, sindical -; fortalecimiento de organismos de control; mayores obligaciones de presentación de información; y la reforma del Poder Judicial.

Para las discusiones previstas en los próximos dos años - ya sin que la administración libertaria corra riesgos de juicio político o caída -, el PRO espera encontrar muchas coincidencias pero también marcar diferencias. Según anticipó María Eugenia Vidal en el último informe de la Fundación Pensar, el partido impulsará los cambios con la misión de hacer lo “correcto antes que lo conveniente”. Sin embargo, advirtió, lo hará “con audacia y dialogo”.

La Fundación Pensar, bajo la conducción de Vidal, funciona como un semillero amarillo. Este espacio dispone de un área de formación que, en conjunto con las universidades Torcuato Di Tella, San Andrés y Austral, apunta al “futuro” mediante un “programa de formación en liderazgo diseñado para jóvenes dirigentes y profesionales de menos de 40 años de toda la Argentina”.

Para 2026 se prevé la segunda edición del programa Pensar Futuro, que busca proveer de herramientas y conocimientos actualizados para afrontar la gestión pública y política. Está dirigido principalmente a quienes deseen profundizar en áreas como políticas públicas, economía, liderazgo y tecnologías emergentes, temas incluidos en los seis módulos de la formación.

Una de las nuevas caras que formó parte de Pensar Futuro y que ahora ocupará un rol legislativo es Rocío Figueroa, quien ocupará una banca en el parlamento porteño. Fue una de las 43 seleccionadas entre 300 postulantes de todo el país, según compartió ella misma en redes sociales hace unos meses. “No alcanza solo con tener ganas de cambiar las cosas: hay que estudiar, cuestionarse, formarse en serio”, afirmó entonces en X. Poco después, fue candidata amarilla en la Ciudad.

Actualmente, el PRO enfrenta cuestionamientos incluso desde quienes integraron el espacio y hoy emigrar, convencidos de que la representación ya no reside en los partidos políticos, sino las ideas y las personas. En esa lógica, el mandato de muchos diputados fue atribuido a Patricia Bullrich, quien encabezó la lista presidencial de Juntos por el Cambio en 2023.

Para este sector, el partido no fue el responsable de conseguir los espacios, sino que fue la ahora senadora nacional - junto a Luis Petri – quien consiguió los votos que los ubicaron en tercer lugar en las elecciones generales de hace dos años. Esta percepción se retroalimenta con la magra cosecha de votos amarillos en los comicios de este año, con resultados por debajo del punto en Córdoba y Tucumán o de los cinco puntos en Río Negro.