Ante la caída en la producción, la Argentina deberá importar vino o materia prima para cubrir la demanda doméstica. El mercado vitivinícola local apuesta a obtener durante 2017 sólo 18 millones de quintales de uvas, lo que representa una merma de casi el 20%.
Eduardo Sancho, presidente de la cooperativa FECOVITA, reconoció a DyN que el país "debería importar vino, ya que debería contar con unos 20 millones de quintales para abastecer al mercado interno".
"En diciembre de 2016, se esperaban obtener en la presente cosecha unos 22 millones de quintales, luego el pronóstico bajó a 19 ó 20 millones en febrero y creemos que contaremos con alrededor de 18 millones de quintales por efecto del clima y el abandono de vides", refirió Sancho.
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Según explicó el titular de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (FECOVITA), entidad que reúne a unas 29 cooperativas productoras de vino de Mendoza y San Juan y también a unos 5.000 productores de uvas, "la vitivinicultura ha tenido una realidad cambiante, nos hemos tenido que adecuar de contar hace años con un excedente muy fuerte, y un precio del vino muy bajo, a encontrarnos en el 2016 con la cosecha más baja de los últimos casi 30 años".
"Con un 25% de disminución en el 2016 y una recuperación en el precio para el productor, el mercado no tuvo problemas, ya que se tenían excedentes de otros años", explicó. Añadió que "en el 2017 esperábamos una recuperación mucho más importante, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), preveía la obtención de unos 22 millones de quintales de uva, pero por razones climáticas y creemos también por el abandono de viñedos por la crisis económica, nos encontramos casi terminada la cosecha 2016 con un nivel más bajo de lo normal".
"Hablamos de una producción de un 20% menos que una cosecha de uvas normal", explicó Sancho a esta agencia. "Sin embargo el vino para el productor va a tener un buen valor y esto ayuda a invertir en las fincas con el objeto de mejorar los viñedos: así vemos que hay una reinversión sobre todo en los productores vitivinícolas chicos y medianos", dijo.
No obstante, Sancho reconoció que luego de estar congelado durante tres años, ya durante la segunda parte del 2016 se constituyó un proceso de recuperación del precio en favor del productor, hecho que trajo aparejado "una disminución del 10% en el consumo". "Por ello, hay que ver cómo se va a desarrollar el 2017, vamos a tener una producción muy baja y sin arrastrar excedentes de vino de otros años, aunque con un precio que tiende a estabilizarse: sin embargo hay que terminar la cosecha y ver cómo se comporta el consumo", manifestó el titular de FECOVITA.