Pájaros negros en el cielo

13 de febrero, 2015 | 13.30

Cuando el eclipse de sol se produzca, / se verá al monstruo en pleno día / será interpretado de muchas maneras. / Habrá escasez porque nadie se habrá proveído. Las profecías de Nostradamus fueron largamente analizadas y, según los estudiosos creyentes de sus verdades, el profeta del siglo XVI vaticinó tragedias siglos antes de que ocurrieran. La próxima a cumplirse sería aquella de la tercera guerra mundial. En esta ocasión la humanidad prácticamente desaparecerá, pero no será el fin del mundo que está previsto para el año 3797. En 2014 ya viviríamos los comienzos de esta nueva etapa, donde el planeta se ve invadido por el odio y algún anticristo lleva la batuta del nuevo amanecer. Sin ánimos proféticos, pero sí mirando hacia la realidad, este dúo de artistas se alinean estratégicamente para desarrollar un presente no muy distinto al descripto por el futurólogo francés.

Andrés Toro siempre trabajó con un vocabulario socarrón: un soldado apuntando a una figura mítica, un boxeador peleando con su sombra. El trazo abandonó sus trabajos y la ironía siempre formó parte de su producción artística. "Cielito lindo" es una serie donde la línea hace una tímida aparición, las nubes en esos cielos están hechas con lavandina colocada con esponja. Es un saber común que la lavandina se mueve a gusto sobre la tela. Un punto blanco se convierte en un cráter blanco en cuestión de horas. En este caso, la línea es planteada sabiendo que se va a expandir y que su forma final no depende de la mano del artista. Pintadas sobre un trapo de piso, estas nubes colgadas una al lado de la otra crean un 3D extremo por el contenido y no por sus efectos visuales. Los trapos están limpios, pero remiten a la suciedad. El cielo diáfano, nublado, con rayos o centellas, ya se encuentra sucio de tanta figura poderosa habitándolo y creando dictaduras divinas. Un cielo limpio que huele a mugre.

Fernando Brizuela trabaja hace tiempo sobre la cuestión de la violencia. La serie Gaza son acuarelas sobre papel que toman como excusa el género del paisaje para representar el uso de armamentos prohibidos durante la invasión, en el año 2008, del ejército israelí a la Franja de Gaza. De lejos un paisaje simpático, de cerca máquinas de matar. Estas acuarelas denotan el temor y la impotencia que provocan en él el uso de estas herramientas ilegales. En los presentes trabajos la violencia toma una forma agresiva de lejos y de cerca. El Palais de Glace es invadido por aviones de guerra conducidos por esqueletos, una horda de jinetes de la muerte galopando a un ritmo invisible amenaza la paz de la sala. Sus bombas manchan un firmamento que ya es habitado por infinitos dioses en medio de una batalla maléfica. Un cielo convertido en infierno.

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