Delantero, habilidoso y temperamental, Cabañas se destacó en el equipo campeón del Apertura 1992, que cortó una sequía de 11 años sin ganar un torneo local. Con la dirección técnica de Oscar Tabárez y acompañado de la habilidad de Alberto Márcico y los goles de Sergio "Manteca" Martínez, ganó 10 partidos, empató 7 y perdió 2.
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Cabañas será recordado también por sus enfrentamientos con River, tanto sus jugadores. "Astrada y Hernán Díaz son mis hijos", solía decir. De lengua picante, supo sacar de quicio a sus rivales. El pueblo "bostero" lo llora.