Una base espacial china ubicada en Neuquén genera misterios y carece de supervisión por parte del gobierno de Cambiemos. El diagnóstico fue hecho en base a cientos de páginas documentales aportadas por el Ejecutivo y revisadas por expertos en derecho internacional.
El informe periodístico de la agencia Reuters revela que uno de los sitios clave de la estación china es su centro de visitantes. Cuando se proyectó, su propósito era explicar la función de su poderosa antena de 16 pisos. El centro ahora está construido detrás de una cerca de alambre de púas de 2,5 metros de alto que rodea todo el complejo de la estación espacial.
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Inmerso en un misterio, el complejo genera preocupación entre los residentes locales, alimentó teorías conspirativas y hasta ocasionó la inquietud en el gobierno de Donald Trump sobre su verdadero fin. Así lo acreditaron docenas de vecinos, funcionarios argentinos actuales y anteriores, funcionarios estadounidenses, especialistas en satélites y astronomía y expertos legales consultados por Reuters.
En 2016, la excanciller Susana Malcorra revisó el acuerdo de la estación espacial de China para incluir una estipulación de que sería sólo para uso civil. Ese entendimiento obliga al país asiático a informar sus actividades en la estación, pero no proporciona ningún mecanismo de cumplimiento para que las autoridades garanticen que no se está usando con fines militares, señalaron los expertos en derecho internacional.
El programa espacial de China está dirigido por su ejército, el Ejército Popular de Liberación (EPL). La estación patagónica es administrada por el Control General de Seguimiento y Lanzamiento de Satélites de China (CLTC), que informa a la Fuerza de Apoyo Estratégico del EPL.