Lo que este martes el presidente Mauricio Macri presentó en Casa Rosada como la "verdadera revolución del trabajo" por el acuerdo para impulsar el desarrollo de Vaca Muerta, en Neuquén, es, dicho en criollo, un plan de flexibilización laboral. Los trabajadores petroleros perderán beneficios. Específicamente: el pago de determinadas horas extras. Pero además contempla la reducción de obreros por pozo petrolero. Todo a cambio de "inversiones" y con la esperanza de desarrollar luego más obras, donde finalmente se puedan reubicar a los petroleros desplazados a la vez de sumar nuevos empleados. Siempre, claro, en el mundo ideal.
Ese acuerdo fue visto como una gran victoria para el jefe de Estado y digno de ser replicado en otros sectores de la economía, como la informática y la construcción. Precisamente esta última sería la próxima en sellar un entendimiento con el gobierno de Macri. Aunque todavía las discusiones está verdes, pero ya se dieron los primeros pasos.
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Según consigna el diario Clarín, los vicejefe de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui; junto con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, lideran las negociaciones con la UOCRA. Y si bien desde el gremio negaron que estén halando del tema, fuentes oficiales le aseguraron al matutino que ya hubo dos encuentros multisectoriales de la construcción que, en virtud de la Mesa del Diálogo para la Producción y el Trabajo, se realizaron en diciembre.
Y anticiparon que la próxima reunión se concretará a fines de este mes. En ese cónclave podría avanzarse en un boceto del eventual acuerdo con la construcción. No obstante, a diferencia de los petroleros, por las características de las tareas, la UOCRA tendría poco para ceder: "Se puede acordar un esquema con cuestiones ligadas a la mejora de la productividad", deslizaron desde el Gobierno. La idea es anunciarlo en febrero.