Juan Falú: "Los cambios profundos tienen que tener como timón a la clase trabajadora"

El sábado 14 de mayo en el ND/Teatro, Juan Falú presenta su última producción discográfica "Como el Aire".

Referente fundamental de nuestra música, su último disco "Como el aire" contiene temas inéditos y algunas elecciones de su repertorio preferido. Juan Falú, es considerado por la prensa y el público como una figura indispensable del cancionero popular. Con más de 50 años de trayectoria artística, presenta este nuevo material, con su característica calidez escénica.

La intención fue mostrar nuevas composiciones o nuevas versiones de piezas ya grabadas.

En realidad, con el repertorio ya definido, me di cuenta de que hay más vínculos con personas que con el paisaje. Muchos de los temas nacieron con una dedicatoria personal, a gente querida.

En el silencio puede habitar todo lo que queda tapado por el ruido ambiente. Más en estos tiempos de constante invasión sonora. El mejor ejemplo es el bar donde el murmullo de una conversión –que es un sonido también lleno de silencios- desaparece porque se sobrepone la música ambiente, fuerte, indiscriminada, no elegida por uno sino por el empleado de turno o el patrón. Se sobrepone una maquinaria de la música, por encima del sonido más humano de una simple conversación. Ese cuadro se puede multiplicar en casi todas las actividades cotidianas, en el colectivo, el taxi, los comercios o en el audio a toda puta de un banana escuchando música en su auto. Hay silencios necesarios, los del dolor, la melancolía, el amor, o la mirada hacia dentro de uno mismo. Y en la música vale tanto como un vendaval de notas o de expresiones orgásmicas de los que parecen poseídos por lo que suena. Uno puede sentirse poseído también por lo que no suena, me parece.

Me da vergüenza decirlo, pero debiera escuchar mucho más música de lo que lo hago. Generalmente me quedo produciendo sonidos antes que escuchándolos, pero siempre tengo algo para escuchar, sobre todo músicas de músicos con los que tengo alguna vinculación o de músicos que me acercan sus discos. Tengo separados unos discos de Brahms, Ravel y Bach y cada tanto los escucho. Me gustan mucho Guastavino, Eduardo Falú, Leopoldo Federico, Roberto Grela, Gardel y seguramente escuché todo lo que es necesario escuchar de nuestra música folclórica: Atahualpa Yupanqui, Eduardo Lagos, Carlos Aguirre, Juan Quintero, Hilda Herrera, Liliana Herrero, Lilian Saba, Pablo Fraguela,Carlos Moscardini, Oscar Alem.....es una gran lista, por suerte. Y, por supuesto, a muchísimos guitarristas.

A mí no me gusta el neoliberalismo, ni la dependencia del capital financiero internacional, ni las fórmulas privatizadoras. De todos modos, creo que todavía sentimos la falta de una autocrítica que permita entender cómo un gobierno que puso énfasis en planes que beneficiaban directamente a las mayorías de menores recursos, pudo perder la elección. Estamos frente a un cambio sustancial por el pasaje casi impensado a un neoliberalismo exacerbado, pero también habrá que pensar en un cambio sustancial en el modo de construir poder popular para alimentar y sostener un proyecto de soberanía.

Siempre mantuve la idea de que los cambios radicales y profundos tienen que tener como timón a la clase trabajadora. Los demás, incluidos los artistas, solo debemos seguir esa corriente. A veces una canción politizada o con un mensaje social nos endulza los oídos, pero sin clase trabajadora organizada podemos quedarnos en la ilusión del cambio. Por eso pienso que lo mejor que pasó últimamente fue la concentración sindical por el 1° de mayo, que trascendió inclusive a la ambigüedad de algunos dirigentes que la convocaron.

Sencillamente fundamental. Como creador y como intérprete.

Aportar a la conciencia de quiénes somos, para que no estemos desprevenidos frente a los intentos recurrentes de manipulación de las conciencias individuales y colectivas.