Uno de los sectores más golpeados por la crisis económica generada por el Gobierno es el de los jubilados. Con los ingresos actuales, cada vez es más difícil hacerle frente a la escalada inflacionaria de la comida y los medicamentos.
Según un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda, la canasta básica jubilatoria aumentó 70% en el último año y ya supera los $ 8.900. A su vez, la canasta de costo medio subió a los $11.753, mientras que la canasta que genera más gastos se posiciona cerca de los $14.000, en promedio.
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De esta manera, el indicador subió más de 180% desde 2016, lo cual contrasta contra el ascenso del 110% en el haber jubilatorio mínimo para igual período, del 106,2% en el haber promedio y del 112,6% en la pensión promedio. Sin embargo, la cifra que más duele son las referidas a los remedios.
De acuerdo a lo publicado por el Centro de Economía Política Argentina, en los últimos tres años, la inflación de los medicamentos alcanzó el 257%. Pero más grave aún es el aumento de aquellos remedios esenciales utilizados para enfermedades cardiovasculares, que han sufrido un ascenso sideral como el Atenolol y el Sintrom, con un aumento de 560%.
A esto se le suma el hecho de que PAMI dejó de entregar la medicación crónica gratuita a los dos millones de afiliados y que para acceder a la misma se exige cumplir una serie de requisitos restrictivos. Esta situación produjo que las personas mayores dejen de consumir su medicación o lo hagan de manera limitada en virtud del ahorro económico en medicamentos