En los últimos meses y como consecuencia de la crisis económica en la que se encuentra el país tras la disparada de la inflación, la implementación de los tarifazos y la caída abrupta del empleo en rubros masivos como la construcción, la cantidad de gente que sale a la calle a cartonear y revisar basurales ya creció al menos un 15 por ciento en todo el país, y en la Ciudad, la lista de espera para poder acceder a las cooperativas de reciclado ya duplica a quienes están dentro de ellas.
El cartoneo surgió tras la crisis de 2001 y con el crecimiento del país y la recuperación económica, muchos de ellos lograron fundar sus cooperativas de trabajo y hasta profesionalizar aquello que hasta ese entonces era un rebusque. A otros tantos la reactivación de la construcción y otros rubros les resultó favorable y lograron obtener un empleo formal que les permitió cobrar un salario en blanco, con recibo de sueldo, percepciones fijas, horas extra, obra social, y jubilación incluida.
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Sin embargo hoy, tras siete meses de gestión de Mauricio Macri, las cosas cambiaron, aunque para mal. La cantidad de familias que encuentran en el cartoneo un paliativo a su complicada situación, crece a un ritmo preocupante: ya hay 15.000 nuevos trabajadores informales que salen a buscar en la basura de otros, el dinero del día según advirtieron desde el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) en todo el país: "El número de personas que está saliendo a la calle con un carro en el interior del país es muy grande", explicaron.
A los 100.000 cartoneros que existían en todo el territorio a fines del año pasado, se estima que ya se le sumaron unos 15.000 ciudadanos, que salen a revisar basurales y contenedores para subsistir a la crisis económica y social que está golpeando a la sociedad, y fundamentalmente a la clase baja argentina.
Unos de los principales motivos donde se ve fundamentado este alarmante crecimiento es por la abrupta caída del empleo en el país tras la concreción de al menos 160.000 despidos en los primeros seis meses de gestión PRO. En este sentido, el rubro de la construcción fue indudablemente el más golpeado por el congelamiento y la retracción de la economía, al registrar una caída del 24% y confirmar así su peor parálisis en los últimos 14 años.
Por su parte, en la Ciudad de Buenos Aires-el único distrito que cuenta con un sistema de inclusión a través de cooperativas e incentivos-la cosa tampoco marcha bien. Allí, la cantidad de trabajadores informales que se encuentran en lista de espera ya es igual a la que está dentro de las asociaciones: de los 5.500 registrados hasta hoy, ya se le sumaron otros 5.000 que aguardan su vacante, a lo que se le debe sumar otro 15 por ciento de personas que salió por sus propios medios en busca de sobrevivir.
"La mayoría de los que esperan sumarse son cartoneros que en algún momento de su vida tuvieron mejoras", expresó en diálogo con El Destape Susana izaguirre, titular de la Cooperativa Madreselvas, quien cuenta con una lista de más de 200 personas aguardando por una vacante.
En este sentido también se manifestó Roberto Pontarollo, de la Cooperativa El Trébol, quien pasó de tener 5 carpetas en "pendientes de ingreso" a unas 35 este año: "Nunca habíamos tenido un registro tan alto de gente que se quedara sin laburo, y a eso hay que sumarle lo que pasa en la calle. Desde 2001 que no veíamos algo así", relató.
Una situación similar se vive en los otros centros urbanos del país: en Córdoba, Rosario, Santa Fe y Camatarca ya es notoria la cantidad de ciudadanos que salen a revisar la basura para intentar ganar unos pesos al día y así sobrevivir.