La CTA de Pablo Micheli, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y la asociación Consumidores Libres fueron algunas de las instituciones que impulsan la protesta. Héctor Polino, representante legal de la segunda, consideró que el boicot "es una forma pacífica y efectiva de demostrar el descontento de la gente ante los aumentos".
"La idea no es afectar los niveles de ingresos de los supermercados, sino reflejar el estado de protesta de los consumidores frente a las permanentes remarcaciones de precios que tienen un alto componente especulativo", explicó Polino a Radio Diez. Además, resaltó que el objetivo fue que los consumidores "dejen de comprar en los locales de las cadenas de todo el país para que el Estado tome nota de esta insatisfacción".
Polino estimó que, a fin de año, los productos de primera necesidad que componen la canasta básica podrían reflejar una suba anual del 50%. "Todos coincidimos en que los precios no pueden seguir actualizándose todos los días", enfatizó.
Por su parte, los supermercados chinos celebraron la protesta que se lleva adelante este jueves. "Si bien nos perjudicamos por una ostensible baja en las ventas, celebramos la medida, porque constituye el verdadero ejercicio de la potestad punitiva de los consumidores, que es la de no comprar", evaluó el director ejecutivo de la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas de la República Argentina, Miguel Calvete.
En un comunicado, el dirigente resaltó que el boicot "es la única herramienta válida que los consumidores tienen para protestar contra las subas permanentes e injustificadas de precios". Además, recordó que los súper chinos "vienen cumpliendo con la iniciativa de no bajar mercadería a sus locales durante toda esta semana, para visibilizar que estos comercios también son víctimas de las distorsiones de precios generadas por las distribuidoras y por los grandes productores".