El canciller alemán Olaf Scholz afirmó este lunes que las importaciones de energía fósil procedentes de Rusia son "esenciales" para la "vida diaria de los ciudadanos" en Europa y agregó que en este momento el suministro del continente no puede garantizarse de otra manera, luego que el gobierno ucraniano y otros actores internacionales reclamaran a los líderes europeos que amplien sus sanciones y suspendan las compras a Moscú, especialmente, de gas por la invasión a Ucrania.
"El suministro de energía en Europea para la producción de calor, movilidad, electricidad e industria no puede garantizarse de otra manera en este momento", dijo Scholz, en una declaración escrita, luego que la Unión Europea (UE), ante la prensa externa, anunciara que analizará el tema.
Alemania forma parte de los países del bloque europeo especialmente dependientes de las importaciones de gas, petróleo y carbón rusos y el gobierno trabaja "con sus socios de la UE y no solo de la UE para encontrar alternativas a la energía rusa", agregó Scholz y aclaró: "Pero esto no puede lograrse de un día para otro."
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La UE importa de Rusia un 40% del gas que consume y Alemania importa de Rusia el 55% del gas y el 42% del petróleo y el carbón que consume, por lo que algunos países no son favorables a prescindir de él, aunque el fin sea privar a Rusia de sus ingresos esenciales.
El otro temor de Alemania y otros países europeos es que unas sanciones más duras que afecten su suministro de energía además terminen de disparar los precios internacionales a niveles nunca antes registrados.
Ya el miedo a un embargo occidental sobre el petróleo ruso hizo que los precios del crudo se dispararan de nuevo este lunes y superaran los 130 dólares por barril, es decir, el punto más alto desde 2012. El máximo histórico fue de más de 140 en 2008.
"Hay que poder mantener las sanciones en el tiempo", explicó el domingo la ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, a la cadena ARD y agregó: "No sirve de nada si en tres semanas descubrimos que solo tenemos electricidad para algunos días en Alemania y hay que replantearse estas sanciones."
Pese a la negativa que ya expresaron varios miembros del gobierno alemán, un sondeo publicado este lunes por el diario Handelsblatt sostuvo que la mayoría de alemanes, un 54%, apoya esta sanción drástica.
Otros gobiernos europeos aún no han tomado posición de manera tan clara como Alemanía y, seguramente, están esperando a ver cómo evoluciona la guerra, en medio de una semana de profundización de los ataques rusos y nuevas reuniones de negociación.
La suspensión de las exportaciones de energía de Rusia a Europa es un arma de doble filo para ambas partes. Para los países europeos sería generarse una potencial crisis política ya que no tienen como reemplazar ese suministro y deberían atravesar una temporada de reclamos de los consumidores y potenciales interrupciones en su economía; para Moscú, sería el fin de la mitad de sus exportaciones y su principal ingreso de divisas, en un momento en que las sanciones actuales ya han generado una crisis cambiaria, financiera y, casi sin dudas, el inicio de una corrida inflacionaria.
Con información de Télam